A once meses de que se decretara el cierre de todos los centros escolares, por la pandemia de Covid-19, la Asociación Nacional de Escuelas Particulares de la República Mexicana (ANFE-ANEP) informó que el 1 de marzo reanudarán clases presenciales en sus planteles. Esto, sin importar el estatus del semáforo epidemiológico o las disposiciones gubernamentales.
Las autoridades mexicanas plantean un regreso paulatino a las aulas, comenzando con los estados que se encuentren en semáforo verde o presenten menor riesgo. Sin embargo, la ANFE-ANEP declaró que tomarán acción para la reapertura en este ciclo escolar 2020-2021.
“Es de vital importancia que directores, maestros y padres de familia inicien actividades educativas presenciales, para enfrentar los nuevos retos y nuevas condiciones de vida de la sociedad, generadas por la pandemia y que han causado otras crisis”, destacó la Asociación Nacional de Escuelas Particulares en un comunicado.
“El Estado ha estado violando los derechos de la sociedad, sobre todo en materia educativa. No se dan cuenta que violan el derecho a la salud, hay trastornos emocionales, mentales, de obesidad y de todo tipo, en estudiantes”, explicó Alfredo Villar Jiménez, presidente de la ANFE-ANEP, en conferencia de prensa.
Pero la Secretaría de Educación Pública (SEP) respondió de manera drástica a escuelas particulares: regreso a clases, cuando haya semáforo verde, y dijo que la reapertura está sujeta a las disposiciones de las autoridades sanitarias, tanto federales como locales.
“Educación refrenda su respeto a las decisiones tomadas por parte de las autoridades locales en materia educativa, así como de las competencias atribuidas a la Secretaría de Salud”, manifestó.
Y es que no se entiende por qué con todas las medidas necesarias no se puede regresar a clases. Con sana distancia, horarios diferidos, con cubrebocas o caretas.
Sin transporte escolar, que los salones se dividan en dos, y que por días acudan la mitad de los niños de cada grupo. Así le han hecho en otros países y ha funcionado.
Es verdad que la salud es primero y estamos en medio de una pandemia que ha dejado miles de muertos. Pero si el regreso a clases es con todas las normas de seguridad podría funcionar.
Hoy los niños han perdido casi un año escolar, un año que en un país como México no se va a poder recuperar. Países como Alemania y Dinamarca tienen las escuelas ya abiertas.
Es verdad, los niños sí se contagian y pueden contagiar regresando a casa a sus familiares, pero por eso hay que ser muy estrictos en las medidas de higiene.
Lo más grave, es que, en México, no tenemos una estrategia para nada. Ni para la vacunación, ni para el regreso a clases, ni para abrir restaurantes o negocios.
Por ejemplo, muchas estrategias ya caen en lo ridículo.
Ayer estuve en la Plaza Artz Pedregal. En el estacionamiento hay un espacio libre entre cada coche estacionado. ¿Los autos se contagian? Otro ejemplo: por la pandemia, menores de edad, alguien de 17 años, no puede entrar a comprar a ciertas tiendas. Bajo esta lógica, se están haciendo los protocolos de vacunación y de regreso a clases.
Se tiene que encontrar algo de sensatez en este tema, es verdad, la pandemia requiere que se regrese a la normalidad con muchas precauciones.
Pero tampoco está bien que los niños y las niñas lleven casi un año encerrados. Las estadísticas demuestran que la violencia intrafamiliar y el abuso sexual han aumentado.
Amagan apertura
Van a perder años valiosísimos para aprender a socializar en las escuelas y, además, y lo más grave, es que este año de pandemia se va a abrir aún más la brecha de la desigualdad en México.
Y es que los estudiantes que tienen mayores recursos han podido comprar dispositivos electrónicos, tener buen acceso a Internet e incluso solicitar apoyo de maestros particulares.
Aquellos sin recursos difícilmente lo pueden hacer y sin educación, las oportunidades a futuro disminuyen.
De acuerdo con la UNICEF, la educación se ha interrumpido para toda una generación. Desde abril, cuando muchos países tuvieron que imponer rigurosas medidas de confinamiento, los niños de más de 194 países dejaron de ir a la escuela; es decir, aproximadamente el 91 por ciento de los estudiantes de todo el mundo.
Esto ha ocasionado una disrupción enorme en las vidas, el aprendizaje y el bienestar de los niños a nivel mundial.
La UNESCO considera que el cierre de las escuelas y las repercusiones socioeconómicas por el Covid-19 también perjudican los sistemas de apoyo habituales de los niños, niñas y los jóvenes, dejándolos más vulnerables ante las enfermedades y peligros, como los castigos físicos, la violencia sexual y de género, el matrimonio y el trabajo infantil, el tráfico de menores y el reclutamiento y la utilización de niños y niñas en conflictos armados o por el crimen organizado.
Para la Sociedad Argentina de Pediatría, la modalidad presencial es imprescindible, ya que el aislamiento recrudeció las situaciones de violencia, maltrato familiar y abusos. "Muchos adolescentes son incapaces de completar su tarea escolar por falta de dispositivos o de conectividad, lo cual hace que los modelos de aprendizaje virtual resulten de difícil implementación, dando lugar a la aparición de una brecha tecnológica entre niños, niñas y adolescentes muy difícil de resolver”.
Y es que el derecho a la educación no sólo es un derecho humano fundamental, resulta indispensable para el desarrollo de las personas y las sociedades; además de ser considerada una herramienta del cambio social.