¿Llegará Irán a la bomba?

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod
Gabriel Morales Sod Foto: larazondemexico

Para muchos parece ser un cuento de otras épocas. Irán, asediado interna y externamente, le ha quitado prerrogativas a la Agencia para la Energía Nuclear (AEN) para supervisar su programa nuclear. Sin embargo, en Israel, a quien Irán ha declarado como su enemigo mortal, la guerra nuclear es un peligro cercano, una preocupación de muchos. El futuro es incierto. El retiro de Donald Trump del acuerdo nuclear desestabilizó el tenue equilibrio que se había conseguido.

Desde el triunfo de la revolución iraní en 1979, el país ha buscado obtener poder nuclear para disuadir a sus enemigos, los estados sunitas y aquel Irak de Sadam Hussein, y, por supuesto, Israel y Estados Unidos. En respuesta a estos intentos, Europa y Estados Unidos, en conjunto, decidieron imponer al país fuertes sanciones que minaron su economía; presionados por la crisis interna, los líderes iraníes, después de un tortuoso proceso de negociaciones y con los republicanos y Netanyahu en su contra, firmaron un acuerdo que, a grandes rasgos, neutralizaría su programa nuclear por 10 años.

Los opositores al tratado argumentaron que el acuerdo era sólo temporal e Irán continuaría con su proyecto de expansión imperial en el Medio Oriente y construyendo su arsenal de misiles. Sin embargo, el tratado ha cumplido su objetivo e Irán ha mantenido su promesa hasta el momento. La llegada de Trump a la presidencia cambió las reglas del juego. La estrategia de Estados Unidos fue poner a Irán contra las cuerdas, y lo consiguieron. La profunda crisis económica que Irán atravesaba, aunada a nuevas sanciones y a la pandemia, ha destruido buena parte de su economía. Sin embargo, ni siquiera estas drásticas condiciones sirvieron para contener al régimen y, esta semana, Irán anunció que restringirá en parte las actividades de inspección de la AEN.

La única opción viable hasta el momento parece ser un regreso a la diplomacia, que no tiene certeza de funcionar. Esto es también lo que piensa el presidente Biden, quien esta semana se ha mostrado dispuesto a mandar a representantes de manera informal a pláticas entre Irán y el resto de los suscritos al tratado. En un acto inusual, Angela Merkel llamó por teléfono al presidente iraní, Rouhani, para convencerlo de hacer actos de buena voluntad ante Estados Unidos. El presidente se mostró inflexible. Las dos partes creen que pueden mejorar su posición respecto al otro, por ejemplo, Washington cree que puede expandir el acuerdo a otros tipos de armamento. Sin embargo, ambos saben que el mejor resultado posible será un regreso al viejo acuerdo. Si esto sucede, escucharemos de nuevo las voces de los opositores, y de nuevo tendrán algo de razón.

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