Personajes polémicos, fuego amigo, adición de expriistas y agravios contra personajes históricos y cercanos a López Obrador son algunas de las cosas que se han venido sumando en el partido Morena.
Lo que está ocurriendo en el caso de la elección en el estado de Guerrero es la confirmación del diagnóstico que tienen desde hace meses en pasillos de Palacio Nacional: “el partido se está pudriendo”.
-¿Morena es un cochinero? Pregunto.
-“Pues hay mucha inconformidad con las encuestas, y así está todo el partido”, me cuenta una fuente al interior de Palacio.
Primero se le abrió paso a un personaje sobre quien ya se venían escuchando quejas; luego, en una encuesta poco clara —como lo han sido en otras partes del país— se le levantó la mano a ese personaje.
Finalmente vino el fuego amigo. Gran parte del apoyo que recibieron las denuncias en dicho caso se gestó desde el hogar de una persona cuyo hermano también aspira desde el fondo de su corazón a ser gobernador de la entidad. El caso se ha documentado en este espacio y en otros, como el del periodista Roberto Rock.
Aparte del tema Guerrero, las caras de sorpresa no han sido pocas cada vez que se anuncia la adhesión de expriistas o experredistas impresentables como nuevos rostros de los “tiempos de unidad” para Morena.
El proceso electoral ha sido desastroso para el partido que llevó a su líder a la Presidencia de la República y que debe su primer lugar en las encuestas a esa misma figura y no a las polémicas en las que se ha visto envuelto en los últimos meses.
Esos escándalos han afectado a históricos cercanos a Andrés Manuel López Obrador, como Porfirio Muñoz Ledo en la elección para dirigir el partido y hasta incluso a César Yáñez Márquez quien fuera su sombra e inseparable asesor antes de asumir como Presidente.
Por todo esto, y los escándalos que aún no le estallan a Mario Delgado, internamente comienzan a ver al partido como un lastre en el que hay que dar un manotazo cuanto antes. ¿Se atreverá el mandatario a poner orden en este cochinero? O seguirá solapando a muchísimos indeseables que cobijan sus trapacerías y se sienten intocables, con el escudo de apoyarlo en todo y hasta el final.
En el Baúl: En medio de las denuncias de acoso y abuso sexual contra un personaje que aspira a ser gobernador, el fin de semana le dieron las gracias de la Dirección General de Televisión Educativa a Lidia Camacho. ¿Por qué? Me cuentan que luego de que el escritor Andrés Roemer la mencionara como una de las testigos de su inocencia en la acusación que hizo Itzel Schnaas, en el Gobierno vieron a Camacho como una papa caliente de la que había que deshacerse y decidieron no comprarse un escándalo más manteniéndola al frente de la DGTV. Le dieron el beso de Judas.