Vales y libertad de elección

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal larazondemexico

¿Debe el gobierno, además de garantizar derechos, satisfacer necesidades y defender intereses?, pregunta que nos remite a esta otra: ¿cuáles son las legítimas tareas del gobierno, aquellas a las cuales no puede renunciar sin dejar de serlo?, pregunta que nos lleva a esta otra: ¿hay manera de responder objetivamente la pregunta anterior?

Al margen de las respuestas correctas a las tres preguntas, el hecho es que el gobierno satisface necesidades, muchas de las cuales han sido identificadas como derechos, apareciendo así los derechos a la alimentación, a la educación y a la atención médica, que antes que derechos son necesidades que, de quedar insatisfechas, atentan contra la vida, la salud y la dignidad de la persona.

Tal vez por tratarse de necesidades básicas es que el gobierno, cuya tarea esencial es garantizar derechos, las identifica como tales, teniendo entonces la obligación de garantizarlos, lo que en este caso supone proveer alimentos, atención médica y educación para que los beneficiarios satisfagan sus necesidades de alimentación, atención médica y educación, lo cual se logra por medio de la redistribución del ingreso, con el gobierno quitándole a Juan lo que, por ser producto de su trabajo, es de Juan, para darle a Pedro lo que, por no ser producto de su trabajo, no es de Pedro. Y lo que es producto del trabajo de Juan es su ingreso.

Al margen de la respuesta a la pregunta de si se justifica la redistribución del ingreso, debemos preguntarnos si, además de que el gobierno garantice la satisfacción de necesidades básicas, comenzando por alimentación, atención médica y educación, debe ser el proveedor de alimentos, atención médica y educación. Porque una cosa es garantizar la satisfacción de una necesidad y otra ser el proveedor del satisfactor. En todo caso, con relación a las necesidades básicas, el gobierno debería ser lo primero pero no lo segundo. El problema es que también es lo segundo. Ejemplo: no solo garantiza la educación, también es el educador, lo cual supone poner en manos de agentes del gobierno, los maestros de escuelas gubernamentales, a los niños, lo cual debería de pensarse dos veces.

¿No sería mejor que el gobierno se limitara a garantizar la satisfacción de las necesidades básicas, solamente de quienes no puedan satisfacerlas por sí mismos, y únicamente en la medida en que no puedan satisfacerlas, sin que sea además el proveedor de los satisfactores? ¿Cómo se haría? Por medio de un sistema de vales para pagar alimentos, atención medica y educación, satisfactores que serían provistos, como ya sucede, por empresas privadas, vales que les darían, a quienes los recibieran, la libertad de elegir proveedor, lo cual no es poca cosa. Al contrario.

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