La sequía que viene

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
David E. León Romero Foto: La Razón de México

Año con diferentes retos, los más complejos: salud, economía y seguridad. A esta lista me gustaría añadir la escasez de agua y la eventual sequía que estamos enfrentando y que con el paso de los días podría recrudecerse en distintos puntos del territorio nacional. El exceso de agua destruye, la falta en extremo de la misma también.

Hagamos un pequeño resumen del momento por el que atravesamos. El Sistema Cutzamala, encargado de dotar de parte importante de agua a nuestra ciudad, se encuentra 22 por ciento por debajo de su nivel histórico promedio. En lo que va del año, en nuestro país ha llovido 25 por ciento menos que un año promedio. De las 210 presas que administra la Comisión Nacional del Agua, 3 están al 100 por ciento de almacenaje, 50 rebasan el 75 por ciento, 61 cuentan con más del 50 por ciento y 96 se encuentran por debajo del 50 por ciento de su capacidad. En resumen, nuestras presas están 9 por ciento por debajo de su nivel histórico.

El agua que utilizamos nos sirve para vivir y para producir. Sin el agua se vuelve complejo lo indispensable. Utilizamos agua para riego de nuestras parcelas y la producción de alimentos; utilizamos agua para producir energía; utilizamos agua para dotar a las viviendas; utilizamos agua en prácticamente todas las industrias. El agua es clave para el desarrollo de México.

La sequía que viven algunos espacios de nuestro territorio hoy ya es grave. En lagos, lagunas y ríos de distintos puntos del país, el ganado camina sobre el cauce a falta de agua. Con corte al 25 de febrero, en el territorio nacional se han presentado más de mil incendios forestales que han afectado más de 17 mil hectáreas. Comparando estas cifras con las del año anterior al mismo corte, podemos decir que se han presentado 3 veces más incendios y 6 veces más hectáreas siniestradas. Los incendios son multicausales —siendo el hombre la primera de ellas—; sin embargo, el territorio seco los incentiva.

Se pronostica que al menos durante la primera parte del 2021 lloverá por debajo del promedio histórico; esto nos pone en una situación de cuidado. Solamente en febrero, llovió 56 por ciento menos que en un año promedio. La sequía afecta ya hoy en día el noroeste, el Pacífico Norte y algunas zonas del Río Bravo.

Frente a este escenario lo más importante es extremar los cuidados en el uso del agua. Usar la cantidad mínima indispensable y diferenciar para qué necesitamos el agua y qué calidad es la idónea para esa actividad; por ejemplo, no necesitamos la misma calidad de agua para regar que para beber.

Las causas de nuestra problemática siguen siendo en gran medida las mismas: desperdicio, falta de medición, fugas en la red, fugas al interior de la vivienda, ausencia de reutilización y ausencia también de reciclaje.

El problema está en nosotros y si nos sinceramos y esforzamos, la solución también lo está. Todos podemos hacer algo por el agua. Pequeñas acciones individuales que, sumadas, pueden marcar una diferencia.

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