Se aproxima una tercera oleada de contagios. Si algo nos ha dejado claro la pandemia de coronavirus, es que en todos los rincones del mundo existe una cantidad importante de personas que, ignorando cualquier tipo de advertencias o campañas de concientización, sale en las épocas vacacionales para continuar viviendo sin mayores medidas de protección, distanciamiento social o cuidado. La pandemia aún no está controlada.
A pesar de que en varios países avanzan las estrategias de vacunación, también las múltiples y más contagiosas mutaciones del coronavirus ganan terreno y se esparcen a gran velocidad, por lo que la batalla contra la pandemia dependerá de la capacidad para minimizar las infecciones y de la velocidad para ampliar la cobertura de la inmunización. Precisamente por ello, en diversas latitudes han comenzado a implementarse o discutirse nuevas medidas de confinamiento y restricciones, pues en este momento clave, no puede permitirse que el hartazgo o la irresponsabilidad de unos cuantos ponga en riesgo el avance para controlar a la enfermedad.
En Francia y en Italia, por ejemplo, se han vuelto a implementar medidas de restricción para la operación de comercios y para el desplazamiento de las personas al menos por cuatro semanas, precisamente para tratar de evitar que las vacaciones de Semana Santa o del spring break pongan mayores presiones a sistemas de salud que aún se encuentran muy cerca de sus límites. Es muy probable que Alemania también anuncie medidas similares, pues hoy mismo se reunirán las autoridades para determinar si reaccionarán ante la evidencia de un repunte en los contagios (en un solo día registraron más de 17 mil casos). Angela Merkel anunció el viernes pasado que buscará implementar una parte de las restricciones que ya habían sido levantadas.
Otra serie de medidas que se han implementado son los toques de queda que restringen la salida de personas después de ciertos horarios. En Madrid, por ejemplo, permanecerá hasta el 9 de abril una prohibición para los movimientos injustificados de personas en la calle entre las 11 de la noche y las 6 de la mañana, junto con una restricción para realizar reuniones en los domicilios particulares. En Miami también se ha decretado el estado de emergencia y se ha implementado un toque de queda similar, en este caso entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana, pues las calles de la ciudad se desbordaron con los miles de vacacionistas que se lanzaron a festejar sin control. Medidas equivalentes se han establecido en lugares como Sao Paulo, Buenos Aires, Lima, Asunción o Santiago.
Esta clase de decisiones pueden ser ampliamente cuestionadas e impopulares, pero reflejan la voluntad de diversos gobiernos para intervenir ante una situación que, dejada a la libertad de las personas, podría salirse de control una vez más. Cuando los países que no decidan intervenir vean un nuevo repunte de casos y fallecimientos, será porque fueron cómplices en la irresponsabilidad. Esta crisis aún no termina, tenemos que entenderlo.