En agosto pasado se anunció la asociación entre los gobiernos de Argentina y México, bajo los auspicios financieros de la Fundación Carlos Slim, para producir entre 150 y 250 millones de dosis de la entonces prometedora vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford contra Covid-19.
El inoculante es una realidad y principal apuesta de América Latina. Las certificaciones sanitarias han superado cuestionamientos y bombardeos mediáticos. Hoy la apuesta del empresario mexicano, empeñada con la fe de los dos gobiernos, cobra sentido e ilusiona.
La empresa mAbxience de Argentina produce la sustancia activa que envía al laboratorio mexicano Liomont para su ensamble y envasado. El 20 de enero, la campaña política de vacunación del canciller Marcelo Ebrard, presumió la llegada de un cargamento suficiente para producir 6 millones de vacunas. El sueño comenzaba.
El 2 de febrero aterrizó otro avión con biológico suficiente para elaborar 6 millones de dosis más. Y hace dos días, Ebrard Casaubón confirmó que la próxima semana, tendremos un lote más para otros 6 millones de vacunas AstraZeneca, hechas en México.
Pero algo no está ocurriendo. De los laboratorios Liomont en el Estado de México no ha salido una ampolleta para usarse aquí, allá o en la región. A finales de febrero, un reportaje de Elías Camhaji para El País, denunciaba que la producción en México estaba frenada por escasez global de insumos.
El mundo apura la fabricación de tantas vacunas que ningún proveedor de viales es capaz de satisfacer la demanda histórica, fuera de todos los presupuestos logísticos e infraestructuras.
Sin embargo, la subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Cancillería, Martha Delgado, afirmó que el problema no es ése si no la regulación sanitaria; es decir, la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), comandada por el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell.
Cuando el 23 de febrero el presidente argentino, Alberto Fernández, vino a ver qué pasaba, el titular de Relaciones Exteriores explicó que Cofepris inspeccionó la planta Liomont y realizó 185 observaciones; Ebrard dijo a Fernández, “tuvieron casi que hacer otra planta; y hacen bien, porque tiene que ser perfecto el proceso, porque estás hablando de la salud, de la vida”.
¿Faltó planeación o sobró prisa? México está faltando al acuerdo binacional con AstraZeneca para la producción y distribución de vacunas para América Latina, con excepción de Brasil, que firmó otro acuerdo de autoabastecimiento con la farmacéutica.
Pero López-Gatell insiste en que faltan insumos. La Cancillería que no. De 18 millones de vacunas esperadas, no aparece una. En Argentina, medios como El Clarín denuncian informalidad mexicana. Razón por la cual, como México, Argentina busca adelantos y préstamos de vacunas AstraZeneca preparadas en Estados Unidos o en Bélgica, tratando de cumplir los calendarios programados.
El Presidente reconoce que hay 4 millones de vacunas disponibles; el domingo o lunes llegarán 2.7 millones de vacunas AstraZeneca, hechas en Estados Unidos. Soldados y marinos tendrán enésima tarea, vacunar hasta agotar inventarios. Y contener el peligro de vacunas fake como en Campeche y CDMX.