Edgar Tungüí no es un político muy hábil, se confió de que Miguel Ángel Mancera sería presidente y le falló el cálculo. A diferencia de otros políticos como Rosario Robles o Javier Duarte -quienes nunca firmaron un documento, pues tenían a subordinados para esas tareas– él sí firmó documentos que lo incriminan y que lo tienen detenido.
Es extraño, pero Tungüí firmó contratos cuando era Secretario de Obras del gobierno de la Ciudad de México y cuando fue el encargado de la reconstrucción. No habrá forma de librarse de la acusación, no habrá manera de desligarse de empresas que vendieron servicios a sobrecosto a las arcas públicas.
Por ejemplo, uno de los señalamientos es que hubo demoliciones sobrevaluadas que se llegaron a pagar a tres mil 500 pesos por metro cuadrado demolido, cuando la actual administración erogó 500 pesos por el mismo servicio.
Esos contratos, al menos los de la demolición, sí están firmados por Edgar Tungüí. Él también está acusado de desviar al menos 40 millones de pesos de trabajos de la reconstrucción para “otros fines”. ¿A dónde fue a parar ese dinero?
Y no sólo firmó contratos, sino que en las indagatorias también apuntan a un conflicto de interés, pues durante la reconstrucción, usted se preguntará ¿cuál reconstrucción?, se le otorgaron contratos a una empresa consultora donde trabajaba nada más y nada menos que su hermano, Carlos Tungüí. Es decir, que a don Edgar le ganó la golosina.
En aquel entonces José Ramón Amieva, quien ya sustituía a Miguel Ángel Mancera como Jefe de Gobierno de la CDMX, aseveró que se trataba de un homónimo. Lo raro es que para calmar un poco las aguas, uno de los contratos que era de 10 millones de pesos, lo redujeron a cinco millones.
Además, contrató a empresas que no tenían experiencia para las actividades de reconstrucción. Incluso algunas empresas no tenían domicilio físico, eran empresas de papel. Nada raro con José Ramón Amieva, quien durante su paso por la Consejería Jurídica de la Ciudad de México otorgaba contratos a empresas fantasma y cuando lo descubrían no dudaba en poner billetes de por medio.
Por cierto hoy, Amieva es alcalde de Mixquiahuala, Hidalgo…, por Morena.
Tungüí está dispuesto a colaborar, él es sólo la punta del iceberg, las acusaciones están centradas en su paso por la reconstrucción de la Ciudad de México, pero me cuentan mis fuentes en estas cloacas, que en cuanto las autoridades judiciales se pongan a rascar en la Secretaría de Obras, encontrarán un tesoro que llevará a nada más y nada menos que al exjefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera.
¿Cuándo usará ese cartucho el actual gobierno? ¿Cómo se aplicará la operación asfixia a Mancera? Lo están analizando. Es temporada electoral y todo cuenta, y para poner las cosas en su justa dimensión, los políticos en el poder se han sacado la lotería con Tungüí, a quien le podrán sacar información para ésta y las demás elecciones.