Migrar para prosperar

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
David E. León Romero La Razón de México

La migración continúa y en gran medida obedece a la ausencia de desarrollo local y de bienestar en las comunidades. El Gobierno de México no se equivoca en su apuesta por desarrollar la prosperidad en los ejidos, en los barrios, en las poblaciones de menores ingresos.

La migración debería ser opcional, pero se ha convertido en la última opción para mujeres y hombres que buscan un mejor presente para sus hijos. Los migrantes atraviesan países en medio de la incertidumbre, la melancolía y la violencia, en la búsqueda de mejores condiciones de vida que pocas veces se cumplen.

Estados Unidos registró en el mes de marzo 171 mil migrantes en su frontera, siendo la más grande cifra en los últimos 15 años. Lo más delicado y sorprendente de este número radica en la cifra de niños y niñas que no acompañados emprenden un viaje repleto de sueños y plagado de carencias. ¿Te imaginas a más de 18 mil menores de edad que llegan a la frontera de Estados Unidos solos? ¿Qué significa esa dolorosa cifra? Miles de familias desintegradas, miles de jóvenes que buscan ganar una apuesta con todas las condiciones en contra.

Al conversar con algunas mujeres en los albergues dispuestos por el Gobierno de México en ciertos municipios de nuestro país, ellas coinciden en que la incertidumbre de caminar miles de kilómetros es mucho más esperanzadora y alentadora que permanecer en el barrio, donde la familia se juega la vida, en medio de la carencia y la pobreza.

El presidente Joe Biden ha manifestado que resulta absolutamente inaceptable la situación que viven los niños en su frontera. Sin embargo, se atienden, como suele suceder, los efectos dejando para después las causas de la crisis migratoria en la región.

El centro de la discusión no se encuentra en los detalles de cómo llegan, cómo arriesgan su vida en el transito y cruce, y como son tratados en el proceso al llegar a Estados Unidos. El centro de la discusión se encuentra en cómo logramos juntos, países que exportamos migrantes y aquellos que los importan, condiciones de prosperidad y bienestar en las regiones más necesitadas, elevando así la apuesta a la migración, generando ecosistemas en los cuales los posibles migrantes prefieran permanecer en su tierra en lugar de aventurarse en una travesía con muy pocas posibilidades de éxito.

El Covid-19 ha generado una crisis económica para distintos pueblos que desemboca en una crisis social que agudizará la migración. Hoy más que nunca resulta imperativo que en lugar de fortalecer nuestras fronteras nos esforcemos por fortalecer los procesos productivos que permitan generar riqueza en aquellas zonas donde no la hay. Si no lo hacemos, estaremos destinados a tener que fortalecer más y más los límites geográficos, esfuerzo que difícilmente rendirá frutos. La solución a la migración se encuentra en el bienestar. En invertir en aquellos sitios que más lo necesitan. Ésa es la apuesta, ésa es la esperanza. Ésa es la única opción en la región.

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