El pueblo soy yo: populismo

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela Foto: larazondemexico

¿Cuál fue el común denominador político entre los gobiernos de Fidel Castro —en Cuba—, Daniel Ortega —en Nicaragua—, Rafael Correa —en Ecuador—, Evo Morales —en Bolivia—, ¿Lula da Silva —en Brasil— y Hugo Chávez —en Venezuela—? Todos ellos pertenecen a los que Will Grant en su libro ¡Populista! El ascenso del hombre fuerte del siglo XXI en América Latina (2021) ha denominado la marea rosa latinoamericana: “Los líderes de la Marea Rosa fueron electos democráticamente y son radicales en sus reformas socialistas, aunque no lo suficientemente comunistas para ser considerados ‘rojos’”.

Grant es un reconocido periodista inglés que ha sido corresponsal de la BBC en México, Centroamérica y Cuba. De esta forma, el libro cuenta con un sólido análisis político paralelo a la experiencia in situ del autor. Esta combinación hace que ¡Populista! El ascenso del hombre fuerte del siglo XXI en América Latina sea una lectura profunda y amable, llena de imágenes que revelan los rostros del populismo latinoamericano.

El libro arranca con una frase del filósofo Zizek: “En última instancia, el populismo siempre se sustenta en la exasperación frustrada de la gente común, con el grito de ‘No sé lo que está pasando, ¡pero ya he tenido suficiente! ¡No puede continuar! ¡Debe parar!’”.

Así, la mezcla entre la exasperación y el rencor abre las puertas a los liderazgos carismáticos; en todos los casos analizados, sus votantes se convirtieron en seguidores; renunciaron a ser ciudadanos y se conformaron con ser pueblo; pero, como el pueblo es el líder, se identificaron en grupos chavistas, lulistas u orteguistas.

Grant refiere que: “Estaba entre la multitud en Caracas el 23 de enero de 2010 cuando Hugo Chávez declaró exactamente eso. ‘Exigió lealtad absoluta’ a su liderazgo porque —como parafraseó al líder liberal colombiano asesinado Jorge Eliécer Gaitán— ‘Yo no soy yo, ¡yo soy un pueblo, carajo!’, ‘Yo no soy yo, soy el pueblo. ¡Maldita sea!’”.

Según el autor, los gobernantes de la Marea Rosa, además de la ideología populista detrás de sus gestiones, comparten un origen, un desempeño y un final común. Primero, son gobiernos electos democráticamente pero que, rápidamente, se “transformaron en cleptocracias pseudoizquierdistas dirigidas por autoritarios represivos”.

Segundo, hacen de la seudorreligión el hilo conductor de sus gobiernos; lo que les otorga infalibilidad, gracia y redentor al populista gobernante, valida sus ocurrencias de gobierno y adjudica los males al pasado, a los otros, a los ricos. Es imposible no recuperar que tras la muerte de Hugo Chávez, “el Partido Socialista Unido de Venezuela escribió un formulario del Padrenuestro, en el que las palabras fueron cambiadas por ‘Nuestro Chávez, que estás en el cielo, en la tierra, en el mar y en nosotros, santificado sea tu nombre…’”.

En tercer lugar, llega el inevitable ocaso democrático mediante el debilitamiento institucional y la polarización social.

Es fácil reducir al populismo en generalidades fáciles sobre sus líderes; sin embargo, el libro de Grant ofrece un análisis minucioso para aclarar tanto los denominadores comunes, las diferencias específicas como el destino en cada uno de los ambientes políticos y sociales.

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