El cambio climático es bueno

OJO AL GARABATO

Nemer Naime
Nemer Naime

El orden mundial neoliberal nunca fue verdaderamente global, pero Estados Unidos tenía la fuerza, la autoridad y la voluntad para sostenerlo. Hoy, Estados Unidos mira más hacia adentro que nunca y se está retirando y alejando cada vez más de la multilateralidad y la multiculturalidad; el Reino Unido, socio clave para el orden mundial en el campo de la política y seguridad, está tomando un nuevo rumbo internacional; en la Unión Europea, se está llevando a cabo una discusión fundamental sobre los valores centrales de las democracias liberales y las empresas transnacionales ya están estudiando las formas de mandarnos a Marte o meterle una laptop a tu perro.

Además, dentro de este orden mundial neoliberal, el cambio climático, junto con las crecientes tensiones sanitarias y presiones históricas, ha llevado a la rivalidad de las grandes potencias en el Ártico. Estados Unidos, Rusia y China no luchan por la salud ambiental o humana. El cambio climático y la peste son oportunidades para afianzar su dominio político y económico sobre los seres de la Tierra.

El cierre del Canal de Suez por parte del barco Ever Given a finales de marzo, que podría haber durado mucho más, provocó una renovada discusión sobre rutas alternativas que eviten puntos de estrangulamiento clave como en el Suez, pero que no requieran viajes largos. La solución es la Ruta del Mar del Norte (NSR) a través del Ártico, que ha experimentado una mayor actividad e interés en los últimos años, ya que está libre de hielo muchos meses del año.

Es decir, el cambio climático, intensificando las temperaturas de la Tierra, ha derretido el hielo en el Ártico a tal punto que rutas marítimas se abren dando la viable posibilidad de mover mercancía por sus fracturas. En la lógica del orden mundial actual, el cambio climático es redituable: más calentamiento global --> menos hielo en el Ártico --> más rutas marítimas y zonas de exploración.

En medio de estos cambios a la salud humana y ambiental, China está emergiendo como una potencia mundial, aumentando su cooperación bilateral con los estados árticos a través de un compromiso económico, social y científico activo.

Desde este siglo, China realiza numerosas expediciones al Ártico. En la isla de Svalbard en 2004 construyeron su primera base de investigación, la estación Río Amarillo. Oficialmente incluyó las rutas marítimas del Ártico en su gran estrategia de desarrollo de 2017, la Iniciativa Belt & Road (BRI). En 2018, China e Islandia inauguraron conjuntamente el Observatorio Científico del Ártico, originalmente destinado a la observación de la aurora boreal, pero ahora ya con más ramas de investigación. China ahora planea abrir una estación de investigación en Groenlandia, así como una estación satelital.

Los efectos del cambio climático, incluida la apertura de rutas marítimas y un mayor acceso a los recursos naturales, se suman a la complejidad de la situación rusa. Rusia sigue lidiando con los mismos problemas que los soviéticos durante la Guerra Fría: no tiene medios para competir con Occidente. Para obtener la mayor ventaja posible en el menor tiempo posible, han recurrido a China en busca de financiación y comercio de petróleo y gas. El enemigo de mi enemigo es mi amigo, ¿verdad?

Para esto, el nuevo orden mundial que se viene tampoco será global. Mientras todo esto del Ártico pasa muy lejos y muy ajeno al granizo que derribó el techo del Templo Mayor o los incendios que devastan nuestras áreas verdes, lo que más importa es que ya pronto una laptop estará incluida en tu perro ladrando, que el cambio climático no sólo ya es inevitable, sino que es bueno.

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