Los “gurús” del sexo

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso larazondemexico

Ricardo Ponce se define como el creador de la “Autosanación”, uno de los programas de ayuda emocional más famosos en México y gran parte de América Latina.

Cuenta con 2.6 millones de seguidores en su cuenta de Instagram, donde comparte fotos y videos de los retiros espirituales que realiza, e invita a las personas a que se acerquen a él para atender sus problemas, incluso sus retiros tienen una sede principal: Bacalar, Quintana Roo.

Su fama fue súbita: en cuestión de 3 años ya tenía miles de seguidores y estaba dando congresos por toda América Latina.

Pero también hoy, varias de sus alumnas han declarado que es un depredador sexual, que este hombre utiliza su poder y sus conocimientos de la mente humana para manipular a las mujeres.

Una de estas personas que se acercó para recibir apoyo fue Maire Wink, una joven youtuber, y quien a través de un video narró como Ponce, lejos de sanarla, la llevó a una espiral de seducción en la que terminó siendo víctima de abuso sexual.

Todo comenzó cuando lo contactó para hablar de una de sus sesiones. De manera inesperada ella recibió contestación del “gurú”, quien incluso la invitó a una de sus sesiones en Bacalar, lo que ella creía imposible que sucediera, pues las sesiones rondan entre los 55 mil y 77 mil pesos.

Contó que acudió como invitada. Aseguró que desde el principio encontró un ambiente muy sexual, pues Ponce se rodeaba de mujeres muy hermosas y cuando comenzó a platicar con él, dice que todo iba encaminado a relaciones sexuales.

Al finalizar la segunda sesión y despedirse como grupo, él la tomó de la mano, le dijo que debía liberarse de sus ataduras emocionales y, en medio de las lágrimas y sentirse vulnerable, la llevó a una habitación que parecía ser su oficina, donde el “gurú” se quitó los pantalones y le pidió a Maire sexo oral.

En la mira

El conferencista que se define como creador de la "Autosanación" enfrenta varios señalamientos de violencia sexual.

Lo mismo narran otras víctimas en la página "denuncia a Ricardo Ponce", donde cuentan que después de otro retiro escogió a 4 jóvenes, las llevaron a un cuarto, en medio de gritos, Ponce les dijo que se quitaran la ropa, las tocó y las obligó a utilizar unos vibradores, supuestamente para “liberar sus miedos sexuales”.

Muchas mujeres acuden a estos retiros en momentos vulnerables. La producción que utiliza Ponce es de música potente a su entrada al escenario, con luces para dar la ilusión que quien se presenta es alguien “divino”.

Tiene un gran staff, incluso hay varias denuncias ya de sus propias empleadas. Trabaja con respiraciones tipo Kundalini, que hace que la gente se hiperventile y tenga los sentimientos a flor de piel. Aprovechándose de esa sensibilidad, les pide a algunas que le hagan sexo oral. Asegura que estos ejercicios son para quitar la depresión y las huellas de abandono; en realidad es un abuso.

Por cierto, Ricardo habla mucho en sus cursos de abuso, una palabra muy general porque puede ir desde el abuso psicológico, al abuso sexual.

Maire Wink hace un llamado a otras mujeres a no quedarse calladas, a saber decir “no” para evitar ser obligadas a tener relaciones sexuales. Y a partir de su denuncia, han surgido otras.

No se trata de un caso en particular, se trata de un comportamiento repetido de varias víctimas, todos los días se acumulan más, que decidieron denunciarlo públicamente.

Todas coinciden: son invitadas a las sesiones espirituales de Ricardo Ponce y luego son llevadas a sitios privados como oficinas o cuartos de hotel, donde él aprovecha la vulnerabilidad de las jóvenes para engancharlas y luego hacerles propuestas sexuales.

Otra de las víctimas narra que mientras tenía relaciones sexuales con él, era filmada sin su previo consentimiento. Y cuando eran vistos en público en las sesiones espirituales, las ignoraba.

Las empleadas de Ponce son llevadas a Quintana Roo desde Argentina, España, Ecuador o Colombia. Las duermen en cuartos con literas, se les promete una vida espiritual y con sustento económico.

Habrá que investigar, porque seguramente hay una red de trata de personas detrás de este gran “gurú” espiritual.

Pocas quieren denunciar, perciben a Ponce como un hombre poderoso, con influencias y dinero. Según cuenta un exempleado del “gurú”, las mujeres que trabajaban para el debían tener sexo con Ponce o entre ellas.

Algunas mujeres que decidieron dejar el trabajo al lado del “gurú” de la “autosanación” señalan que este hombre siempre las abordó, las acosó con temas sexuales, hasta que alguna terminaba cediendo.

Mientras continúan las demandas en contra de Ponce, él permanece sin dar declaraciones al respecto, pero ya contrató a un importante despacho de marketing para intentar limpiar su imagen. Una imagen que le generaba millones de pesos. Los retiros tenían un precio de entre 55 mil y 77 mil pesos, algunas víctimas platican que llegaron a ahorrar por casi un año, con tal de poder asistir a estos seminarios.

Pero en la pandemia, Ponce también hizo un gran negocio con sus webinars, cuya asistencia la cobraba en unos 500 dólares.

Según su propio sitio web, él se describe como un guía de autoconocimiento experto en liberación emocional, afirma que ha apoyado a miles de personas a romper patrones mentales y, por ende, “obtener su autosanación”.

Además, cuenta con dos podcasts: “Radio Ananda” y “Vibrar es crear”, los cuales se encuentran disponibles en todas las plataformas musicales y tiene miles de seguidores en ellas.

Este caso recuerda al de Keith Raniere, otro “gurú”. Con el paso de los años logró crear una secta escondida denominada “Dos”, en la que las mujeres eran también obligadas a tener sexo con él o entre ellas. Eran sus esclavas sexuales, incluidas menores de edad de nacionalidad estadounidense y mexicana.

Raniere marcaba a sus víctimas como reses, como parte de su iniciación. Utilizaba sus conocimientos para humillar y utilizar a las mujeres, las convirtió en parte de su secta en la que él era el único hombre, la cabeza del grupo, siempre rodeado de mujeres.

Las clases de autoayuda comenzaron en Albany, Nueva York, y tras meses el negocio se expandió hasta la Ciudad de México.

Muchas mujeres dejaron sus vidas y su dinero para seguirlo y estar bajo su dominio en todos los sentidos. Raniere, de 58 años, fue detenido en 2019 y condenado el 19 de octubre a pasar 120 años tras las rejas.

Otro caso es el del líder de la iglesia La Luz del Mundo, Naasón Joaquín, que está recluido en una cárcel de EU, donde enfrenta un proceso por 26 delitos, entre los que se incluyen abuso sexual y producción de pornografía infantil, pero esto no le ha impedido seguir dirigiendo a su comunidad religiosa.

O la historia del padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, acusado de abusar sexualmente de 60 menores de edad.

Y es que vivimos en una época de tanta necesidad espiritual que estos sujetos se aprovechan, conocen la vulnerabilidad y saben manejarse para ser vistos como dioses ante sus alumnos, y cometer todo tipo de abusos.

Es un tema de poder, de control, de dominio sobre las personas. Estos sujetos no pueden estar libres, hacen mucho daño y afectan de por vida a las personas de las que abusan.

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