Hace un par de días, el diario estadounidense The New York Times realizó un reportaje a fondo sobre el colapso del Metro de la Ciudad de México, donde fallecieron 26 personas y hubo más de 80 heridos.
La investigación periodística mostraba que fueron fallos de construcción que llevaron al colapso de la Línea 12, según el peritaje independiente.
La publicación desató una crisis política en la Ciudad de México, donde todos los actores buscan echarle la culpa a alguien más.
Ayer, el Gobierno de la Ciudad tuvo que dar a conocer el peritaje en el que se respaldan las conclusiones de la investigación realizada por The New York Times, en el cual se dice que los fallos de construcción condujeron al desplome.
Y es que ese colapso del Metro va a ser para el Gobierno del Presidente López Obrador, lo que fue la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa para el Gobierno de Peña.
Por alguna razón, en estos días y, sin justificación, se intenta revivir la historia de los 43 jóvenes normalistas.
Jhosivani Guerrero de la Cruz es el segundo de los 43 normalistas desaparecidos del caso Ayotzinapa que es identificado en esta administración federal.
Este martes 15 de junio se dio a conocer que el Laboratorio de Genética de la Universidad de Innsbruck, Austria, confirmó que una de sus vértebras fue identificada, así lo dio a conocer Vidulfo Rosales, uno de los abogados de los padres de los 43, tras salir de una reunión en Palacio Nacional.
Rosales indicó que se trata de los restos enviados a Austria, y que fueron hallados en la barranca La Carnicería, en un ejido de Cocula, a 800 metros del basurero del municipio.
Lo cierto y lo grave de esta información es que la identificación de este joven ya se había dado a conocer el 16 de septiembre de 2015, por la entonces procuradora general de la República, Arely Gómez. En esa ocasión, en conferencia de prensa dijo: “los datos de ADN mitocondrial, obtenidos para la muestra ósea 16-29102014, proporcionan evidencia moderada de perfil de la víctima de 16-29102014, coincidente con la madre de la persona desaparecida, Jhosivani Guerrero de la Cruz”.
Los restos de Jhosivani fueron analizados en años distintos por la misma Universidad de Innsbruck, pero con una metodología distinta.
Lo que se tiene ahora es la certeza de que la Universidad de Innsbruk, en dos momentos distintos, estudió los restos de Jhosivani.
Lista para declarar
En esa ocasión los padres de los 43 normalistas rechazaron el informe de la PGR, cuando el dictamen daba 17 por ciento de certeza de que eran los restos del joven, hoy son del 99.99 por ciento.
Además de Jhosivani, en 2020 Omar Gómez Trejo, jefe de la unidad para el caso de la Fiscalía General de la República, dio a conocer que habían identificado los restos de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre.
De acuerdo con el funcionario, los restos de Christian se obtuvieron durante la diligencia realizada del 21 al 29 de noviembre de 2019, en la misma barranca de La Carnicería.
Y en la administración pasada identificaron los restos de Alexander Mora Venancio. En esa ocasión, en el expediente se señalaba que los restos de este joven fueron identificados junto a los de Jhosivani, en el basurero de Cocula.
La investigación de los hechos y la búsqueda de los estudiantes desaparecidos continúan abiertos a casi siete años.
Recordemos que la Fiscalía General de la República informó, en julio de 2020, que la investigación por el caso Ayotzinapa daba un nuevo giro para terminar con la llamada “verdad histórica”, del entonces procurador general, Jesús Murillo Karam, eso incluía un nuevo lugar, el cual evidenciaba que los restos de los 43 estudiantes no habían sido quemados en el basurero de Cocula y tirados al río San Juan, así como 46 nuevas órdenes de aprehensión en contra de exfuncionarios, y las liberaciones de los líderes de Guerreros Unidos y policías municipales.
No se puede cambiar la verdad. De lo que se tiene certeza es de que por lo menos 17 jóvenes fueron incinerados en el basurero de Cocula, o a pocos metros, y es lo que estamos corroborando con la doble identificación de Jhosivani.
Lo que sucedió esa noche fue una verdadera tragedia, lo hemos escrito en este espacio una y otra vez. Estos jóvenes inocentes fueron confundidos y el grupo que opera en Iguala pensó que pertenecían al rival de Los Rojos, porque quien los llevaba sí tenía relación con ese grupo criminal.
Así es como terminó la vida de Jhosivani, de tan sólo 20 años, cuando la noche del 26 de septiembre de 2014 y la madrugada del 27 fue atacado en Iguala, Guerrero, junto con sus compañeros de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa.
El joven normalista quería ser maestro, porque en su comunidad no había muchas oportunidades de acceder a la educación; entre sus objetivos estaba dar clases a niños y adultos.
Hoy quienes lo mataron están libres por supuestas faltas al debido proceso, delincuentes confesos. Agustín García Reyes, El Chereje, Jonathan Osorio Cortés, El Jona, Patricio Reyes Landa, El Pato, y Salvador Reza Jacobo, El Wereke, todos aseguraron que las órdenes las dio Gildardo López Astudillo, alias El Gil o El Cabo Gil, quien fue liberado, junto con sus cómplices, argumentando que fueron torturados durante su detención.
Ayotzinapa es un caso en donde no se ha hecho justicia y solamente se ha politizado. Lo mismo va a suceder con las víctimas del Metro en la Ciudad de México. Todo parece indicar que la justicia nunca va a llegar ni a las familias de quienes murieron ahí, ni a los heridos, pero sí va a dar mucho para el golpeteo político y para echar culpas.