A tres años, es la (in)seguridad…

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales Foto: larazondemexico

El mandato popular está vivo, dinámico. Hoy hace tres años las urnas espetaron un contundente ¡ya basta! a la corrupción de una clase política cínica y frívola.

Los votos castigaron excesos de gobernadores prianistas y de un inquilino de Los Pinos de telenovela, con romances de mentis y latrocinios de verdad.

El hartazgo mayoritario encontró en Andrés Manuel López Obrador la esperanza de un ejercicio del poder honesto, empático y efectivo. Hasta ahora lo primero se mantiene sin mácula. Lo segundo se debate. Con su enojo y discurso retroactivo, disimula la ineficacia ejecutiva de su administración. El desabasto de medicinas es el botón más cruel de ese muestrario.

Pero el más generalizado es la violencia, inseguridad y disputa abierta entre delincuentes por controlar territorios y rutas de trasiego. Lo que sucede en Tamaulipas, Nuevo León, Guanajuato, Michoacán, Guerrero o Morelos, alerta dentro y fuera, democracia asediada sin estrategia oficial que la proteja.

Las conquistas de Morena en gubernaturas no deben disfrazar el diagnóstico, la sentencia popular.

Dos años de Guardia Nacional militarizada y pasiva contemplan la evaporación de la gobernanza en vastas regiones. Desapariciones sistemáticas en el kilómetro 26 de la autopista Monterrey-Nuevo Laredo. Ejecuciones de civiles inocentes. Siembra de cadáveres en la frontera chica donde el infierno grande no cede. Detenciones sospechosas, rápidas y furiosas. Inteligencia que no impacta.

Famosa es aquella premisa de campaña del expresidente de Estados Unidos Bill Clinton; su mantra triunfador rezaba: “es la economía, estúpido”. Hace tres años en México, 30 millones de votos ordenaron: “por el bien de todos, primero los pobres”. Pero los pobres además de becas y pensiones, al igual que las clases medias y altas, necesitan con apremio seguridad pública.

Se necesita justicia, sí, pero también derechos que se respeten, el primero, el de la vida; la egoísta aspiración de no morir en fuegos cruzados, en levantones equivocados, en una extorsión descontrolada.

La voz del pueblo, que es voz de Dios, no se graba en piedra y un sexenio después podría ordenar que sean, inseguridad y violencia, los nuevos mandatos por atender sin pretexto, sin excusarse en el tiempo ido. La desfachatez del crimen y las omisiones oficiales alteran las prioridades de la gente para elegir, para escuchar alternativas y ofertas políticas.

Las guerreras de la libertad. Pasado mañana adn40 transmitirá el cuarto y último capítulo de una serie documental memorable desde ahora. Las guerreras de la libertad constituye la colección de historias mejor contadas por mujeres periodistas, compartiendo sus vivencias en coberturas de alto riesgo en sitios donde el crimen organizado, la guerra, impone usos y costumbres.

¿Cómo se integró el reportaje de la Estafa Maestra? ¿Cómo se destapó el vínculo de Emilio Lozoya y Odebrecht? Todo esto lo cuentan Nayeli Roldán y Lourdes Mendoza. ¿De verdad antes no se informaba? Las protagonistas de estos golpes periodísticos dan testimonio de lo contrario. La conquista de libertades colectivas pasa por la batalla cotidiana de estas guerreras.

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

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