El progreso económico, definido como la capacidad para producir más y mejores bienes y servicios, para un mayor número de gente, depende del capital, los mercados, la cultura de los agentes económicos, y las instituciones, dependencia de las instituciones que ha originado toda una escuela del pensamiento económico, el Neoinstitucionalismo (para diferenciarlo del institucionalismo original, basado en las ideas de autores que van desde Thorstein Veblen hasta John Kenneth Galbraith), cuyo principal representante es Douglas C. North, y cuya obra seminal es Instituciones, Cambio Institucional y Desempeño Económico, de 1990.
Las instituciones son las reglas del juego: las informales, que son los usos y las costumbres de los agentes económicos, y las informales, que son las normas jurídicas, reglas del juego que tienen que ver con los derechos, a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, para demandar, comprar y consumir, y a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para producir, ofrecer y vender, y sobre el ingreso, que es el producto del trabajo, necesario para demandar, comprar y consumir.
Las instituciones, sobre todo las formales, las normas jurídicas, determinan el tipo de sistema económico que se tiene, mismos que podemos distinguir y calificar en función de sus posturas frente a los derechos a la libertad individual y a la propiedad privada, tanto por el lado de la producción, oferta y venta, como de la demanda, compra y consumo, derechos que deben estar plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados, lo cual da como resultado el Estado de Derecho aplicado a la economía.
Antes de avanzar en el análisis de los sistemas económicos, debemos recordar que el problema económico de fondo es la escasez, el hecho de que no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis, y que para minimizarlo, en el entendido de que nunca lo resolveremos, de que nunca viviremos en un mundo en el cual todo alcance para todos, en las cantidades que cada uno quisiera, y gratis, deben cumplirse una serie de condiciones, tanto por el lado de la oferta, como de la demanda, como del dinero.
Para minimizar la escasez, por el lado de la oferta debe producirse lo más posible y ofrecerse al menor precio posible. Por el lado de la demanda debe generarse el mayor ingreso posible. Por el lado del dinero debe aumentar su poder adquisitivo. El cumplimiento de estas condiciones depende del sistema económico que se tenga, que depende del marco institucional de la economía, uno de los cuatro elementos que determinan el progreso económico de un país, definido como la capacidad para producir más y mejores bienes y servicios, para un mayor número de gente.
Continuará.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
