Iatrogénesis

FRENTE AL VÉRTIGO

Pedro Sánchez Rodríguez Foto: larazondemexico

En Némesis médica (1976), Iván Illich explica que el sistema de Salud actual se ha convertido en una amenaza mayor para la salud.  Los gobiernos han financiado sistemas de salud sujetos a la lógica de la industrialización y el mercado, con el objetivo de curar enfermedades, dejando de lado el evitarlas. En México, nuestro sistema de salud no sólo ha fracasado en prevenir que la población enferme, también ha fallado en curarla.

Existen dos problemas. Uno global, en el cual la medicalización genera más enfermos que sanos. Otro de índole político y administrativo, que inició con la crisis de 1982 y la política neoliberal que redujo el gasto social público y lo compensó con la creación, en 2003, del Seguro Popular. El resultado fue un incremento de unidades médicas privadas, aunque con una modesta reducción del gasto de bolsillo y gastos catastróficos por motivos de salud, respectivamente, en un contexto de transformación epidemiológica que hizo que las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, superaran a otro tipo de padecimientos.

El resultado más dramático de la reducción al gasto es que para el 2010 al IMSS le quedaban dos años de vida, debido a un déficit entre los ingresos de los seguros que ofrecía y los gastos médicos de sus asegurados. Esta situación se revirtió a expensas de nuevas unidades médicas y prestaciones sociales, pero también con las Compras Consolidadas a cargo del IMSS, que contrataba los medicamentos y material de curación de una parte considerable del sistema de salud público. Esto aumentó el abasto de estos insumos a un menor precio, aunque generó cárteles de distribución farmacéutica que encarecieron las compras locales.

Con la política anticorrupción de la 4T, el Gobierno vetó a las distribuidoras para combatir la concentración económica, prefirió que fuera la Oficialía Mayor de la SHCP la que consolidara la compra de medicamentos e inhabilitó a Laboratorios Pisa, distribuidor de medicamentos oncológicos, por falsear información en un proceso de contratación. Esto generó un desabasto que no se ha revertido y que ha generado una crisis en la atención de pacientes oncológicos, hemofílicos y con VIH, pero también ha provocado que las instituciones de salud pública compren insumos producidos para el consumo privado, lo cual ha distorsionado el mercado farmacéutico en general. Con la finalidad de atender el problema, el Insabi suscribió en 2020 un acuerdo con la UNOPS para la compra de medicamentos para 2021-2024, que ha resultado en la contratación de sólo el 40% de lo requerido para 2021.

Ésta es la historia de cómo la mercantilización de los servicios de salud y la industrialización del mercado farmacéutico, sumado con la corrupción y las decisiones políticas, administrativas y financieras de las últimas cuatro décadas, han producido, lo que Illich llamaba, un sistema de salud  contraproductivo, en el que, paradójicamente, éste le arranca a la sociedad lo que en su origen debe administrarle… la salud.

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

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