Gurús antivacunas que lavan cerebros

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

En Francia se hartó Macron e implementó un pase sanitario o certificado de vacunación que impedirá a los no vacunados ir a restaurantes, cines y otros establecimientos. Al personal de salud no vacunado le advirtieron que puede ser despedido. Es triste haber tenido que tomar esas medidas que afectarán también a los indocumentados. Cuando un inmigrante “sin papeles” necesite un descanso y quiera sentarse en un café, el mesero le pedirá el certificado y su identificación; si esta última es una vieja credencial con caracteres árabes o cirílicos, es posible que le nieguen el servicio.

En México no hemos llegado a esos extremos porque hay millones de personas ansiosas de ser vacunadas. Ante la escasez de biológicos, los mexicanos que dudan en vacunarse casi le hacen un favor al Gobierno que está rebasado. Y la secretaria del trabajo, Luisa Alcalde, hasta puede advertir que no deben ser despedidas las personas que carezcan del certificado de vacunación.

Pero a nivel personal, muchos tenemos amigos canosos o con salud vulnerable que no quieren vacunarse. No puedo evitar sentir coraje contra los que los han engañado en las redes sociales y los chats y que ponen en peligro sus vidas. Hoy ya no hay duda de que los vacunados prácticamente no mueren de Covid19, salvo rarísimas excepciones. Los cientos de decesos diarios por SARS-CoV2 en cada país son de personas no inmunizadas.

A veces los engañados son personas cultas e inteligentes. ¿Cómo les lavan el cerebro? El gran filósofo Imre Lakatos proponía un famoso ejemplo de la forma como opera la necedad pseudocientífica: Imaginen que un astrónomo obtiene dinero de la NASA para observar con telescopio un nuevo planeta, cuya posición calcula. Pero no logra detectarlo. Entonces modifica su teoría, asegurando que una nube de polvo cósmico impide la observación del astro. Envían un pequeño robot al espacio, dotado de cámaras para captar al planeta desde un ángulo en el que la nube de polvo no se interponga. Pero tampoco en esta ocasión se detecta el planeta. El astrónomo se defiende, diciendo que quizá haya un campo magnético que perturba el funcionamiento del robot. Se hace otro lanzamiento, esta vez de un satélite con instrumentos anti magnetismo ¡Y de nuevo es un fracaso! Quedan dos opciones: o seguir inventando hipótesis “ad hoc” indefinidamente o reconocer que no hay un nuevo planeta en la órbita prevista.

Igual los antivacunas. Asustaban a la gente con videos de personas desmayadas tras la inyección. Pero con cientos de millones de dosis aplicadas, resulta claro que las vacunas son seguras. Luego conjeturaron que no eran efectivas. Hoy sabemos que sí previenen muy bien hospitalización y muerte. Ahora argumentan que quizá los fallecimientos son de personas reinfectadas con una reacción inflamatoria por culpa de la vacuna. Les prueban que es imposible, pues están muriendo los nunca vacunados. Entonces se inventarán una nueva hipótesis. ¿Quién quiere que mueran mis amigos con esos engaños y por qué?

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