Pese a sus limitaciones presupuestales, sus grandes necesidades y lo agreste de su territorio, el estado a cargo de Alejandro Murat está dando un ejemplo de la forma en que es posible plantear un regreso a clases menos arriesgado en agosto, salvaguardando la salud de alumnos, docentes, familias y comunidades enteras: el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, de Francisco Villarreal, creó todo un protocolo de acciones cuya ejecución podrían ser replicadas en el resto del país.
No es nada fácil trabajar con el magisterio oaxaqueño, pero la tradición participativa de los habitantes es el pilar de dicho protocolo: la consulta con alumnos, padres, profesores y autoridades municipales y comunitarias para tomar la decisión del regreso voluntario a las aulas, al tiempo de mantener abiertas todas las opciones de educación remota (televisión y/o Internet). El reto no es sencillo pues existen 10,802 escuelas de educación básica que atiende a 795,453 alumnos, algunos de áreas remotas y difícil acceso.
Junto con ello se empezó el programa para la rehabilitación de servicios sanitarios en escuelas, en un primer lance una inversión de 200 mdp en 500 unidades educativas en beneficio de casi 95 mil estudiantes y 6,173 docentes con la reparación de la red hidráulica, cambio de tinacos, reparación de baños e instalaciones eléctricas y cambio de lámparas, de ventanas, puertas, mamparas, de pisos, azulejos, así como el desazolve de los registros sanitarios.
Se seleccionaron las escuelas con más de 80 alumnos y al menos 6 grupos, que tuviesen proyectos de obra registrados ante el IEEPO y no haber sido beneficiarias de los programas de mejoramiento en los últimos tres años. Estos criterios abrieron el paso a la cooperación de la Unicef, de Christian Skoog, para apoyar con 10 mdp para la construcción de lavamanos en escuelas de Cañada, Sierra Sur y Valles Centrales. Por supuesto que el esfuerzo presupuestal deberá ser aún mayor para cubrir todas las instalaciones…, pero hay un plan bien trazado para alcanzar los objetivos.
Las últimas del Bronco. A meses de entregar el changarro a Samuel García, el gobierno de Jaime Rodríguez se refirió al tema de la quiebra de Banco Famsa —para quedar bien con algunas familias de sonoros apellidos regiomontanos— y de ahí que haya lanzado una orden de captura contra dueños y directivos de ese banco, misma que fue solicitada por el juez José Luis Pencina Alcalá, enviada a gente del Ministerio Público de la Unidad de Aprehensiones de la Fiscalía General de Nuevo León. Esto por presunto fraude…, acusación que no ha sido avalada por el IPAB. Vaya, conforme a la Sentencia de Reconocimiento, Graduación y Prelación de Crédito para responder a los ahorradores con depósitos en Famsa (procedimiento de liquidación 227/2020-111), uno de los propietarios, Hernán Javier Garza Valdez, se quedó “atorado” con depósitos de 67.5 millones de pesos al momento de la intervención del banco; y su hermano Humberto se quedó “atorado” también con 5 millones de pesos. Es decir, ¿si su propósito era defraudar ahorradores, por qué dejaron el dinero dentro del propio Famsa? Pero ya saben, el Bronco es sólo eso.
Líderes, Cortina, Montaño. Especial relevancia tiene el hecho de que en la Edición de Líderes 300 de México de este año, figuren Juan Cortina y Luis Montaño. Sectores de negocios diferentes pero que coinciden: uno, Cortina, presidente del Consejo Nacional Agropecuario, y jefe del Grupo Azucarero México. Y Montaño, de LUMO, la firma de arrendamiento con mejor desempeño para activos productivos y soluciones tecnológicas…, incluyendo para actividades agrícolas.