Naucalpan llegó a ser “la joya de la corona” en el Estado de México. Hoy, es un municipio donde cada semana se graban videos de asaltos en el transporte público, se sabe de narcomenudistas y se usa el cargo para crear nuevos partidos.
El más reciente de los videos de asalto a transporte público se grabó el sábado pasado, los pasajeros de una combi a la que este tipo de hampones suben a quitar celulares y carteras imploraban: “¡No por favor! ¡Ya, por favor!”
Fueron apenas 30 segundos en los que dos sujetos, con insultos, golpes, cuchillos y palabras altisonantes, despojaron de sus pertenencias al menos a cinco personas. Es el pan de cada día en el municipio.
Sólo detrás de Ecatepec, Naucalpan es el segundo municipio del Estado de México con mayor percepción de inseguridad en sus ciudadanos y con más índice de violencia. La cosa no para ahí. Según datos oficiales, el municipio gobernado por Morena, con Patricia Durán a la cabeza, es un hervidero de narcomenudistas.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) arrojan que en la primera mitad del año, más de mil 500 casos de este delito se registraron en Naucalpan, siendo así el principal mercado de drogas en el Estado de México.
Y casi como si fuera chiste —pero no lo es— fue en Naucalpan donde se paseaba en autos de lujo y al mismo tiempo, se escondía Luis Cárdenas Palomino, extitular de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal y segundo de Genaro García Luna, detenido hace unas semanas, acusado de tortura.
Pero ¿por qué en Naucalpan? Quizás porque en lugar de gobernarlo, los políticos que administran y despachan desde las oficinas del Palacio Municipal lo han ocupado para dar rienda suelta a sus intereses políticos y no para procurar el bienestar de sus gobernados.
¿Qué se puede esperar de una administración cuya presidenta municipal, en pleno semáforo rojo por la pandemia de Covid-19, se fue a Morelos a contraer nupcias?
Aunque siendo honestos, en Naucalpan aplica aquel viejo dicho de la política mexicana: “Aquí vive la presidenta, pero el que manda vive enfrente”, y me refiero a Manuel Espino, quien a todas luces es quien parte y reparte el pastel en el municipio, y que tras una mala operación política o incluso se habla de una ruptura con la propia alcaldesa Paty Durán, perdieron la reelección ante la coalición del PRI-PAN-PRD en las pasadas elecciones.
Y no son pocas las denuncias contra Espino –actual comisionado del Servicio de Protección Federal– en el sentido de que ocupó el cargo de secretario general de Gobierno del municipio sólo para promover la creación de su partido político y de su movimiento Ruta 5.
Hoy, cada que uno ve videos como el del pasado sábado, de asaltantes que suben al transporte público a arrebatarle lo poco que tienen a los ciudadanos, se puede pensar que lo mismo sucede en las cloacas del poder de ese municipio, ratas políticas que se suben a cargos de elección popular, para desde ahí, arrebatarle a los ciudadanos sus pertenencias con tal de perseguir sus aspiraciones… impunes y arropadas, por supuesto, por el partido en el Gobierno.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.