Nunca te rindas

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Jorge Cantero acaba de publicar Nunca te rindas (Urano, 2021). El autor es un psicoanalista poco ortodoxo, porque lo que escribe es una síntesis de muchos saberes además de lo psicoanalítico. Leer este libro me hizo pensar en la importancia de acercarse a otras formas de entender y describir caminos de salud mental, que en muchos sentidos se parecen aunque con otros nombres.

La gran virtud del libro de Jorge es que está lejos del positivismo radical y tiránico y propone de modo informado, la posibilidad de desarrollar fortalezas para enfrentar las tormentas de la vida. La esperanza es una actitud vital en el presente y no esperar a que todo mejore y en la dirección que preferimos. La gratitud, una capacidad fundamental para sanar, al enfocar la atención en lo que sí ha salido bien y no sólo en los vacíos de la existencia. El experto dice que somos el centro del problema y que por tanto, podemos resolver lo que sea que la vida nos ponga enfrente. Siempre he pensado que esto es cierto, siempre y cuando estén resueltas las necesidades elementales de sobrevivencia. Nunca te rindas se compone de 21 capítulos que tienen un orden, porque es una propuesta de método para fortalecerse. Poner ideas en la mente, verdades de la filosofía, de la escuela freudiana y de algunas disciplinas orientales, sí es parte del camino. También creo que esto es cierto, siempre y cuando no olvidemos que existe el trauma y estructuras de la personalidad mucho más resistentes al cambio. Jorge escribe este libro durante la pandemia así que además de útil, es oportuno. La crisis de salud y todas las crisis derivadas, hacen que cuidar la mente y el corazón, pedir ayuda médica, psiquiátrica, terapéutica y todas las que sean necesarias, sea más relevante que nunca. Es un alivio que el autor no le pida a la gente que le eche ganas ni ignore que se puede revictimizar a la víctima, es decir, culpar al que padece una crisis, de que lo que lo mantiene en dolor es su falta de actitud, buena vibra o motivación.

El 2020 y el 2021 han sido, sin duda, la noche del alma, la noche del mundo. Tenemos miedo y estamos cansados dice Jorge, pero también afirma que la única forma de salir de la oscuridad es seguir caminando. Elaborar duelos es el primer paso. Saber que se gana perdiendo y que se pierde ganando. Que la vida es pérdida constante y que hay que lidiar con esa realidad. El psicoanalista describe el camino del duelo de una forma práctica: acepta que perder duele, permite que te duela, deja de distraerte, de evadirlo, de huir. Aunque sea contraintuitivo, es verdad. A pesar del miedo a la desintegración psíquica, hay que dejar de correr para no sentir. Eso es tramitar el duelo. En Nunca te rindas, el autor habla del egocentrismo, que nos convence de tener la razón y de que nuestros asuntos son los únicos que importan. Les llama ego y apego. No es fácil soltar, pienso. El yo no es una invención ni un constructo social. Nos toma mucho tiempo aclarar más o menos quiénes somos y por eso el aferramiento a lo que creemos que es importante y a nuestra identidad. Pienso que el libro de Jorge puede ser aprovechado al máximo acompañado de una terapia individual, porque la responsabilidad radical para tomar decisiones radicales para mejorar la vida, requiere de historizar, revisar la biografía, mapear lo traumático, ponerle palabras, fortalecer a esa estructura que llamamos yo y que no obedece del todo a la fuerza de voluntad, que se ubica en la parte consciente de la personalidad. La esperanza es la muerte del miedo, escribió una antigua paciente de Jorge. Es la forma en la que nos relacionamos con el presente y sus posibilidades. La esperanza es aceptar la realidad de modo incondicional, tomándola como viene. La invitación de este libro, creo, es a recuperar la fuerza para tener la mejor vida que sea posible, para cada uno según sus circunstancias. Hoy es el mejor día para no rendirse, porque si no empezamos hoy… ¿Cuándo?

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