Sin conocer el previsible resultado

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser La Razón de México

El previsible resultado de ayer nos va a llevar a un galimatías. Sin conocer el resultado, pero adelantándonos a un “sí”, lo importante será cómo materializarlo más allá de la lectura que le habrá dado el Presidente esta mañana.

Muy probablemente le va a servir para fortalecer su crítica al pasado con base en la decisión que tomó “el pueblo”. Como fuere, la consulta no deja de ser un muy importante ejercicio político-democrático. Sin embargo, como hemos venido reiterando, el desarrollo de la misma tiene una gran cantidad de cuestionamientos entre los cuales está la dosis de acto político para reafirmar el discurso del gobierno.

Seguramente vendrán muchas críticas al INE, porque para el Presidente y su partido el instituto es el responsable no sólo de lo que llaman irregularidades en el proceso electoral, sino que también lo que aseguran ha sido un trabajo carente de “interés” en la consulta.

El instituto ha hecho un muy buen trabajo. Si bien la organización estuvo en manos del INE, todo estuvo a la vista y decisión de los partidos. Si no se dio más dinero para el desarrollo de la consulta se debió a que los partidos tuvieron un acuerdo respecto al monto de la misma.

Hablar ahora que no se invirtió en el proceso termina por ser una responsabilidad colectiva y más si nos atenemos al peso que tiene Morena en el Congreso. La posibilidad de que la consulta tuviera un mayor sustento económico, el cual no hay que soslayar que de suyo es alto, tuvo en el partido del Presidente la posibilidad de que fuera otra, si no lo fue todo indica que se debió a acuerdos y negociaciones, algunas quizá ya se dieron y otras estarán por verse.

Todo indica que el INE será señalado por el Presidente y su partido. La semana pasada la secretaria general de Morena aseguró que si la consulta fracasa será responsabilidad directa del instituto. No vemos como pudo llegar a esta conclusión cuando el proceso organizativo ha estado a la vista de todos y que su partido, representado ante el instituto, pudo haber hecho llegar todas sus observaciones de la mano de sus aliados.

Si bien la elección por obvias razones acaparó la atención del instituto, a su interior había grupos responsabilizados en el desarrollo de la consulta, no se hizo de la noche a la mañana se trabajó en ella y se buscó su optimización.

Se preveía que la votación de ayer no iba a ser alta. Son muchas las razones de ello, las cuales van desde cierto hartazgo que provocaron las elecciones hasta el desarrollo cada vez más inquietante de un nuevo número de contagios por la pandemia.

Insistimos en que habrá que ver cómo resolvemos como sociedad el resultado de la consulta, pero también debemos poner pocos ojos a la insistencia presidencial de cambiar al INE. La fortaleza del instituto está en su autonomía no olvidemos que es producto de acuerdos partidistas.

Es profundamente inquietante que se vaya a utilizar de manera sesgada la consulta para señalar al instituto y confirmar, muy a la manera del Presidente y Morena, la “necesidad” de hacerle “cambios”.

López Obrador ha hecho críticas y señalamientos a los institutos autónomos, teniendo al INE siempre en la mira, los cuales no se ajustan a lo que son los institutos. La autonomía es la acción por ciudadinizar la política, exigir transparencia y rendición de cuentas a los gobiernos, los cuales brillan por su opacidad.

Si se quiere cambiar al INE el desarrollo de la consulta no es un buen motivo, recordemos que para la sociedad mexicana el instituto es de las instituciones más creíbles y confiables, y recordemos que es una institución que la sociedad ha hecho suya.

RESQUICIOS

En el deporte las cosas se definen por momentos, por milésimas de segundo o por distracciones que acaban con la esperanza y los sueños. Hay que revisar el porqué de tantos cuartos lugares de la delegación mexicana en Tokio, muchos están realmente cerca de dejar de ser cuartos lugares; es un pasito.

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.