Una carta revolucionaria

DISTOPÍA CRIOLLA

Armando Chaguaceda
Armando Chaguaceda Foto: La Razón de México

En algún lugar de México, julio de 2021

Compañero cubano

Me dirijo a usted en estas horas, para externarle la solidaridad del pueblo mexicano al hermano pueblo cubano. Cuba y México han estado unidos en la historia. Nuestros antepasados lucharon contra el imperio español y el imperialismo yanqui.

Nuestras revoluciones fueron ejemplo para el mundo. Nuestros países acogieron exiliados de las dictaduras sudamericanas y apoyaron guerrilleros en Centroamérica. Por ese andar común, con mucho respeto, le escribo estas líneas.

México es respetuoso de la soberanía nacional. También de la soberanía popular. Francisco I. Madero luchó bajo el lema Sufragio efectivo, no reelección. En la Constitución de 1917 nuestros revolucionarios rechazaron imponer un solo partido, un caudillo eterno y una ideología totalitaria. Lázaro Cárdenas dio poder, organizándolos, a los trabajadores. Tras nuestra Revolución, la oposición fue legal, aunque no siempre respetada.

Entre amigos debemos saber aconsejarnos, aprendiendo y corrigiendo nuestros errores. Ustedes han pagado un alto precio por el acoso imperial, por la dignidad nacional. Sustituyeron el nacionalismo por el comunismo. Prohibieron la empresa privada y la enseñanza libre. Nada de eso lo hizo nuestra Revolución, también radical y enfrentada a enemigos externos.

Como luchador social, participé en plantones, marchas y actos de resistencia civil. Nos robaron elecciones, pero nunca usamos la violencia. Entendimos que las urnas eran la única vía para triunfar en democracia. Y llegamos al Gobierno. Algunos de nuestros antiguos enemigos están hoy con nosotros. Ayer nos acusaban de ser agentes extranjeros, subversivos y peligrosos para México. Hoy rechazan el fraude y el autoritarismo que practicaban en el pasado. Aprendieron el valor de la verdadera democracia. En la república que construimos, con y por el pueblo.

El compañero poeta Silvio Rodríguez ha pedido que sean liberados los manifestantes pacíficos, que sean escuchados los jóvenes. Otro amigo de las causas justas, el escritor Carlos Monsiváis, insistió siempre en que los artistas e intelectuales no deberían ser molestados por el poder. Hay noticias que nos dicen que aún no es así en Cuba. Estoy seguro que la Revolución corregirá ese error.

Creo ver, en esos jóvenes que marcharon por las calles cubanas, el enojo y esperanza de nuestros tiempos pasados. El deseo de ser escuchados, no reprimidos, por alzar su voz. El ansia de un mejor gobierno. Confío en que, con apego a su nueva Constitución y bajo el legado inmortal de Fidel, los cubanos encontrarán un camino de paz, reconciliación y justicia.

Con respeto y cariño,

Hasta la Victoria Siempre

Su Amigo mexicano

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

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