La respuesta exacta es doscientos mil dólares. Una bicoca para la vida de un archiduque. Si le interesa conocer los detalles de esta tasación, lea el resto del artículo.
Entre mis lecturas de verano incluí Mis memorias sobre Querétaro y Maximiliano del príncipe Felix zu Salm Salm (Lecturas mexicanas, Secretaría de Cultura, México, 2016). El libro, publicado originalmente en alemán en 1868, narra las experiencias del príncipe en México durante los últimos meses del desdichado imperio de Maximiliano de Habsburgo. El príncipe alemán sigue a Maximiliano a Querétaro, participa en la defensa de la ciudad y cae prisionero junto con el Emperador y el resto de su Estado Mayor. La parte más interesante de la narración consiste en los esfuerzos del príncipe y de su esposa para organizar una fuga de Maximiliano.
Aunque el príncipe Salm Salm llevaba poco tiempo viviendo en México, había entendido que no había nada en este país que no pudiera arreglarse con dinero. La primera tentativa consistió en ofrecer a uno de los guardias tres mil pesos oro para dejar salir a Maximiliano de su celda y cien onzas de oro cuando llegara a La Habana. Este intento de cohecho no funcionó. Entonces el príncipe y su esposa —una estadounidense de la que se dice tenía más noches que Drácula— hacen otro plan para sobornar a dos oficiales de la guardia por cien mil dólares a cada uno de ellos. El Príncipe explica a Maximiliano el plan y él accede a garantizar el pago por medio de un pagaré a nombre del Imperio Austrohúngaro. Resulta decepcionante que Maximiliano se haya rebajado a firmar los vales, algo indigno para un emperador, sobre todo porque antes él se había rehusado a abdicar e incluso a escapar de Querétaro para no faltar al honor militar. Este segundo intento también fracasó. Como sabemos, Maximiliano fue fusilado en el Cerro de las Campanas el 19 de junio de 1867.
Se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo sobre la ejecución de Maximiliano. Mi opinión es que su ajusticiamiento era indispensable, no sólo para el porvenir de México sino de la humanidad entera. El fusilamiento de Maximiliano fue un hito en la historia de la lucha contra el colonialismo europeo. Como lo cuenta el príncipe Salm Salm, las tropas del emperador Maximiliano estaban compuestas por mercenarios franceses, austriacos y belgas. El propio Salm Salm era un aventurero alemán que había venido a México a probar fortuna. La lección que Juárez dio al mundo va más allá del principio republicano de acabar por completo con el régimen monárquico, principio instanciado por otros regicidios previos, tanto en Europa, con el de Luis XV, como en América, con el de Iturbide. El fusilamiento de Maximiliano fue, sobre todo, una poderosa declaración anticolonial que cambió la historia del mundo
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.