EU repudia la plata

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón La Razón de México

Si miran la sección de deportes del New York Times encontrarán una chulada que dice mucho de la mentalidad estadounidense. El medallero olímpico, que tradicionalmente coloca en primer lugar al equipo que tenga más oros y no más medallas totales, coloca erróneamente a EU en primer lugar, siendo China el país que más oros ha ganado en las Olimpiadas de Tokio.

¿Son malos perdedores? ¿Es un patriotismo exacerbado? ¿Acaso se les ha olvidado cómo contabilizar las medallas? Si hay que cambiar las reglas, se cambian, pero EU no puede aparecer en segundo lugar, ¡y menos detrás de China!

Dejando de lado los complejos deportivos de nuestro vecino del norte, lo cierto es que EU ve en China a la principal amenaza para su hegemonía global. El gigante asiático es ya una potencia que ha desequilibrado el tablero global y con la que francamente nadie sabe bien qué hacer. Su poderío económico es incontenible, por lo que su influencia política cada vez es más patente. Sus métodos no son convencionales: desde la especulación con su moneda hasta las acusaciones por violaciones a los Derechos Humanos, China tiene sus propias formas de ser y de operar. Cada vez menos países se le oponen por temor a las represalias y por la gran dependencia económica que tienen ante la magnitud del comercio dominado por China. Poderoso caballero es Don Dinero.

Biden ha sido claro al anunciar con palabras y actos que su foco ya no está en Medio Oriente sino en China. No sólo ha querido darle carpetazo a Afganistán y a Irak, sino que sus esfuerzos diplomáticos están centrados en Beijing, al tiempo que busca aliados para hacer contrapeso a la locomotora china. Pero China, insisto, tiene sus propias formas de ser y de hacer. Cuando Biden ha pisado terreno peligroso manifestándose, por ejemplo, en torno a Taiwán, le han dicho que no juegue con fuego.

Ahora, China busca la expansión de su capacidad nuclear en su proyecto de lograr, para el 2044, un ejército de clase mundial con miras a la “disuasión”, buscando la “seguridad nacional”, la “defensa” y la “no agresión”, el mismo discurso usado por años por EU. Detrás de esto está el deseo de ser una potencia económica y militar, apuntalando su liderazgo geopolítico en las armas y la competencia militar.

Con China por este camino y Rusia haciendo lo propio en el Ártico, EU se enfrenta a una nueva carrera armamentista. Cómo responderá Biden a esta amenaza, es un misterio. Siendo un político de la vieja guardia, enfrenta un conflicto con la base demócrata que repudió en las elecciones los desplantes de macho matón de Trump. Sin embargo, con Putin y Xi al frente de sus rivales, parece que Biden tendrá que mostrar músculo, al menos diplomático y político, si no quiere perder el primer lugar.

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

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