El siempre sagaz pero polémico Quentin Tarantino recién declaró que su próxima película será su última, porque, según él, históricamente los directores llegan a un punto en el que, por la edad, se estancan y ya no pueden mejorar. Si le creemos a sus dichos, que más bien suenan a mero protagonismo, estará poniendo fin a su carrera antes de los 60 años, que cumplirá en marzo de 2023.
No se conoce aún cuál será su siguiente filme; podría ser la tercera parte de “Kill Bill”, reanudando, tras 18 años, esta desigual saga. Él ya escribió el guion y declaró que está esperando a que Uma Thurman y otros actores de las anteriores películas envejezcan de manera natural.
A los 28 años, Tarantino llamó la atención con “Perros de reserva” y dos años después se convirtió en un cineasta de culto, con la innovadora “Pulp Fiction”, cargada de vitalidad y audacia, por la que ganó merecidamente el Oscar a Mejor Guion Original. Sigue siendo su mejor obra. Ha realizado otros filmes valiosos (“Bastardos sin gloria”, “Django sin cadenas”, “Había una vez en Hollywood"), siempre en torno a la violencia como catalizador de las relaciones sociales, pero ya sin el mismo impacto ni la misma capacidad para sorprendernos.
Tengo la impresión que le hacen falta ideas de peso para nuevos proyectos, obcecado en filmar sus propios guiones. De ahí su anuncio del retiro, que no me resulta creíble. Pero sus declaraciones nos invitan al debate. Cierto que hay cineastas veteranos que ya no dan de sí. Es más fácil encontrar casos de directores que ofrecieron sus mejores trabajos en sus primeros filmes, que al revés. He ahí el ejemplo claro del genial Orson Welles, quien a los 25 años sorprendió con esa joya que es “El ciudadano Kane”.
Pero es absurdo señalar que la creatividad y la vitalidad se agotan. ¡Quién mejor que Clint Eastwood para desmentirlo! Entre los 73 y 74 años, nos legó sucesivamente las memorables “Río místico” y “Million Dollar baby”, y a los 84 abordó con pericia el drama de la guerra en “El francotirador” . A los 72 años Buñuel sorprendió con la filosa “El discreto encanto de la burguesía”, recompensada con el Oscar a Mejor Película Extranjera. A los 70, Spielberg volvió a mostrar su agudeza en “The Post”; a los 79 John Huston fue nominado al Oscar a Mejor Director con la brillante “El honor de la familia Prizzi” y Kurosawa tenía 75 cuando dirigió su monumental “Ran”. El inglés Ken Loach continúa con sus profundos retratos sociales y casi por cumplir los 80 años se llevó la Palma de Oro de Cannes con “Yo, Daniel Blake”. Y no olvidemos que el maestro del cine mudo Cecil B. De Mille desplegó su imponente fuerza narrativa en “Los 10 Mandamientos” cuando tenía 73 años. Hubiera sido una lástima que todos ellos hubiesen dejado de dirigir al cumplir 60, como torpemente sugiere Tarantino.