Chiapas, bajo las balas

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Algo muy grave está pasando en Chiapas, desde asesinatos de activistas, emboscadas de grupos criminales, ataques a balazos a elementos de seguridad, grupos de “autodefensas” supuestamente defendiendo a la ciudadanía contra grupos criminales, una frontera absolutamente permeable, donde pasa quien quiera y con lo que quiera, y el Fiscal de Justicia del estado, Gregorio Pérez Gómez, asesinado a balazos.

Eran las 8:55 de la noche del pasado martes, en San Cristóbal de las Casas, cuando hombres armados y a bordo de motocicletas interceptaron el vehículo de Gregorio Pérez Gómez, le dispararon en seis ocasiones y se dieron a la fuga.

El fiscal murió en el lugar del ataque, mientras la fiscalía estatal aseguró que llegará a las últimas consecuencias, y ojalá así sea y den resultados rápidos de la investigación, porque son muchos los intereses que están en juego.

Pérez Gómez estaba a cargo de investigar los hechos violentos ocurridos en Pantelhó, donde hay un enfrentamiento entre grupos del crimen organizado y el grupo de autodefensas, como el denominado El Machete, quienes también buscan el control del territorio. En este conflicto no hay blancas palomas, y los involucrados no quieren que se investigue lo que está pasando.

Y es que estos autodenominados grupos de autodefensas armados han cateado domicilios para buscar a integrantes de otro grupo llamado Los Herrera, incluso desde el 26 de julio mantienen tomada la presidencia municipal. Las acciones violentas de integrantes de El Machete no son sólo en contra de grupos de rivales, sino también en contra de autoridades y pobladores.

Pensar que estos grupos de autodefensas en realidad lo que buscan es el bienestar de la población es una ingenuidad. ¿Qué ciudadano conoce usted que tenga y porte armas largas por las calles de su colonia?

La situación en Pantelhó se empezó a complicar desde el pasado mes de julio, cuando este grupo empezó a difundir videos en redes sociales presentándose como autodefensas, decían: "expulsaremos a los sicarios, a los narcotraficantes y al crimen organizado de las tierras indígenas".

Luego hicieron una presentación en las canchas de básquetbol del municipio, desfilaron encapuchados, con armas que iban desde machetes hasta rifles automáticos, en ese momento, el grupo fue respaldado por cientos de pobladores de las 86 localidades de esos municipios, quienes manifestaron su hartazgo de las constantes amenazas, extorsiones y secuestro.

Y es que estos grupos, que también disputan las plazas, lo que buscan es precisamente crear base social que los apoye, y la gente en toda esa zona de Chiapas vive con tantas carencias y en el olvido, que tratan de sostenerse de quien les bride apoyo.

El Machete lo que hizo fue bloquear los caminos que comunican a Pantelhó y Chenalhó. Lo mismo que ha hecho el Cártel Jalisco Nueva Generación en lugares como Aguililla, en Michoacán. La estrategia es dejar a las comunidades incomunicadas.

Crece el miedo

Un perito de la Fiscalía General de Chiapas revisa el automóvil donde el pasado martes fue asesinado el fiscal indígena del estado, Gregorio Pérez Gómez, en San Cristóbal de las Casas.

A toda persona que transitaba por la zona la detuvieron e, incluso, emboscaron a elementos del Ejército, de la Guardia Nacional y policías estatales cuando intentaron liberar los caminos, lo que dejó un saldo de nueve heridos.

A menos de 48 horas de esas acciones, el mismo grupo fue señalado de robar armas y equipo táctico a elementos de la Guardia Nacional en la comunidad de Majomut, por lo cual se realizó un operativo que comprende estos municipios para encontrar las armas y detener a los responsables.

De acuerdo con reportes, estos hombres están ligados al Cártel Jalisco Nueva Generación, que disputa varios municipios de los Altos de Chiapas con el Cártel de Sinaloa, entre ellos: Pantelhó, Chenalhó, Aldama y Ocosingo.

Mientras que una facción del Cártel del Golfo también tiene presencia en la entidad, la cual es importante al hacer frontera con Guatemala y cobra relevancia para la ruta de tráfico de drogas desde Centroamérica y el paso de migrantes, que dejan ganancias millonarias para los grupos criminales.

Esta disputa y la violencia generada provocaron el desplazamiento de más de dos mil personas, de acuerdo con el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas. Se trata de niños, mujeres y adultos mayores que han sufrido por los constantes retenes, bloqueos e incursiones de los grupos criminales.

Actualmente, en la entidad hay al menos una decena de este tipo de agrupaciones armadas, de acuerdo con organizaciones civiles.

La situación de inseguridad se ha ido deteriorando en Chiapas en años recientes. Desde hace cuatro años, en el municipio de Aldama pobladores denunciaron públicamente la presencia de hombres armados, vestidos de negro.

Esta situación provocó el desplazamiento de más de 30 familias, que tuvieron que dejar la comunidad de Yetón. Organizaciones civiles que acompañan a los desplazados, denunciaron que en realidad más de 3 mil pobladores abandonaron su hogar y no tenían acceso a sus tierras para el cultivo.

Son muchos los grupos guerrilleros que han surgido en los últimos años en Chiapas, como el autodenominado Ejército Revolucionario Indígena (ERI), que surgió en las montañas de Ocosingo.

El ERI asegura que se rige con mandos político-militares y que no permitirá gobiernos institucionales, sólo un consejo plural y étnico de autogobierno indígena, que gobernarán de acuerdo con usos y costumbres.

La realidad es que la situación de seguridad en el estado parece estar fuera de control.

El pasado viernes se realizó la segunda mesa de diálogo por La Paz de Pantelhó, entre El Machete, la Comisión de 20 representantes de barrios y comunidades, y autoridades estatales y federales. El coordinador de asesores de la Secretaría General de Gobierno, Leonel Reyes González, informó que hasta el momento no se ha concretado ningún acuerdo definitivo.

De lo que supimos después de esta reunión fue el asesinato del Fiscal de Justicia del estado, Gregorio Pérez Gómez.

Chiapas está que arde, y estos conflictos apenas empiezan a escalar la violencia. Si no se toma en serio la problemática, volver a tomar el control en la seguridad del estado será imposible.

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