El nuevo legislativo

ELUCIDACIONES

Jorge Camacho*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.  Foto: larazondemexico

Ya ha iniciado la LXV legislatura. Integralia ha elaborado un documento significativo de las tareas de la anterior: servilismo de Morena hacia el Ejecutivo, su mayoría rebajó el debate político al que contribuyó la oposición al carecer de un liderazgo visible, se mantiene la opacidad en el uso de asignaciones económicas, mermaron las comisiones legislativas, la reformas aprobadas apenas tuvieron impacto transformador, se batieron los récords de las reformas legislativas anticonstitucionales, el partido en el poder se hizo con sobrerrepresentación derivada del transfuguismo, la escasa experiencia de los diputados ha obrado como rémora para el trabajo legislativo.

La Cámara de Diputados se conformó con 256 diputados de Morena; 79 del PAN; 48 del PRI; 47 del PT; 25 de MC; 20 del PES; 11 del PRD; 11 del PVEM; y 3 sin partido. Morena consiguió en las elecciones de 2018 191 diputados, pero en los hechos contó con 256. Se presentaron 6,337 iniciativas legislativas aprobándose 923. El partido que más iniciativas presentó fue Morena con 1,429.

En la actual legislatura el Congreso ha quedado integrado por 198 diputados de Morena; 114 del PAN; 71 del PRI; 43 del PVEM; 37 del PT; 23 de MC; y 14 del PRD. La representación cartografía un legislativo fragmentado. Todo indica que la apisonadora de la legislativa anterior ya no tendrá lugar. Se impone la necesidad de diálogo, consensos y acuerdos para presentar iniciativas y aprobarlas. Si en la legislatura anterior el trabajo político apenas estuvo presente, en la actual parece inevitable. A primera vista se aprecian dos bloques enfrentados: Morena, PVEM y PT; en frente, PAN, PRI, PRD. El caso de Movimiento Ciudadano es enigmático. Cabe conjeturar que su actividad legislativa buscará la independencia que ya exhibió en las elecciones al concurrir en solitario. Lo que parece claro es que las modificaciones a la Constitución exigirán diálogo intenso y no meramente el trámite como hasta ahora. No es descartable que el bloque en el poder trate de forzar la adhesión de diputados de la oposición. En principio, este recurso se antoja la única vía para la mayoría calificada. Otro problema añadido y no menos es la ausencia en la oposición de un liderazgo visible. En la pasada legislatura, la oposición se mostró dividida, fragmentada, carente de directrices y propósitos. Una legislatura perdida en que estuvo ausente. En la legislatura que inicia no puede incurrir en los mismos errores a riesgo de perder desde ahora las elecciones del 2024.

Un tema prioritario es la elaboración y aprobación del presupuesto. En la legislatura anterior se dio prioridad a proyectos del Ejecutivo con carácter clientelar. En la actual se impone la necesidad de que los presupuestos realmente beneficien a la población y no a intereses de parte. Todo indica que los presupuestos acapararán los debates más intensos, en donde los grupos parlamentarios y sus aliados deberán responder a sus electores. En particular, éste será el trabajo de la oposición, que debería respetar la voluntad del ciudadano. La voluntad expresa del ciudadano obliga al diálogo y al consenso.

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