Crecimiento desigual

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra&nbsp;<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Arturo Vieyra *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Mucho hemos hablado en este espacio de la reciente recuperación de la economía mexicana que ha estado en línea con las expectativas oficiales y de los analistas. Sin embargo, a pesar del camino andado, queda mucho por recorrer, no sólo para recuperar lo perdido, sino también por lo que se debió haber alcanzado si la pandemia no hubiera existido.

Una evaluación precisa del proceso de reactivación económica lo proporcionan las estadísticas de Oferta y Demanda Agregadas del Inegi, donde se apunta la dinámica de los componentes de la demanda por bienes y servicios; es decir, el consumo de las familias y del Gobierno, la inversión tanto privada como pública y la demanda externa, es decir, las exportaciones.

En ellas se aprecia que, a pesar de que durante el segundo trimestre se registra un avance espectacular del conjunto de estos rubros que componen la demanda (23.3% anual), en el acumulado al primer semestre del año todavía se registra un rezago de la demanda frente a los niveles previos a la crisis de -4.0%. A su interior, salvo el consumo del Gobierno, que crece 4.2% respecto a la primera mitad de 2019, el consumo de las familias, las exportaciones y principalmente la inversión, no superan todavía los niveles precrisis.

En el caso del consumo privado hay señales más claras de reactivación en algunos de sus componentes. Es el caso del consumo de bienes duraderos y no duraderos que han rebasado ligeramente los niveles previos a la crisis, en tanto que los bienes semiduraderos (ropa y calzado principalmente) y los servicios permanecen por debajo en 11% respecto al primer semestre de 2019, ello obedece especialmente a los cambios en los patrones de consumo derivados de la pandemia por Covid.

Un caso diferente es la inversión donde el rezago además de significativo es generalizado. El agregado se encuentra 12% por debajo de los niveles del primer semestre de 2019, en niveles semejantes se encuentra el gasto en inversión privada y pública (ésta última, a pesar de los grandes proyectos impulsados por el Gobierno federal). Incluso, por tipo de inversión, el referente a la construcción está 14.2% abajo del nivel de 2019 y el correspondiente a maquinaria y equipo se rezaga 10%.

Es preocupante este enorme atraso en el gasto destinado a la inversión productiva, pues implica hacia adelante una pérdida considerable de la capacidad de producción nacional y una caída en la competitividad como país.

La buena noticia es que la demanda por exportaciones funge como un motor adicional al crecimiento. Si bien en el agregado se registra un ligero descenso de los envíos de -1.9% en el primer semestre respecto a igual periodo del 2019, ello se debe a las caídas en las exportaciones de servicios y de las petroleras, en tanto que las no petroleras (en especial las manufactureras) ya rebasan los niveles precrisis moderadamente.

Así, la recuperación económica luce bastante desigual e insuficiente, sólo una parte del consumo privado, el consumo público y las exportaciones no petroleras están apoyando el crecimiento, en tanto que el consumo y exportaciones de servicios (por efecto de la pandemia mundial) y la inversión (el actual talón de Aquiles de la economía mexicana) mantienen un rezago significativo y preocupante.

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