Tejedora de mentiras

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela&nbsp;<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Valeria López Vela *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Apenas ayer, salió a la luz el libro de Stephanie Grisham, exsecretaria de prensa de la Casa Blanca durante la administración Trump, titulado I’ll Take Your Questions Now —Ahora responderé sus preguntas—. El nombre es una ironía, pues fue durante su gestión que se suspendieron las ruedas de prensa en la Casa Blanca; Grisham las sustituyó, con el beneplácito de Trump, por entrevistas con medios conservadores —en especial, Fox News—.

Grisham fungió más como un megáfono de los dislates de Trump que como una profesional encargada de informar a los ciudadanos estadounidenses. A pesar de ello, la dinámica de la traición llegó a la exsecretaria, quien dejó el ala Oeste para convertirse en vocera de la ex primera dama.

Grisham aprovecha esta experiencia y se presenta como la única persona de interpretar las acciones y los silencios de Melania Trump. Y, dado el hermetismo de la ex primera dama, Grisham tenía material suficiente para vender un libro de política rosa, de chismes y anécdotas con las que edulcorar la agitada gestión de Trump.

Pero Grisham quiere más que eso. En mi opinión, el libro ofrece un puñado de cabos sueltos que, enhebrados correctamente, podrían descarrilar la candidatura del expresidente en 2024.

Para lograr su objetivo, Grisham amplifica la personalidad vengativa, acosadora y egoísta del expresidente. Así, refiere que los mejores halagos que podía hacer Trump a su equipo eran por haber sido duro, cruel o “asesino”. Además, exigía lealtad hacia su persona más que hacia las leyes, las instituciones o el propio país.

Grisham describe el proceso de gestión de crisis, en dos momentos: negar y destruir. Esto es, la postura de la Casa Blanca durante la administración Trump frente a las críticas fue negarlas rotundamente y destruir la reputación de quien las había hecho. Nada que no supiéramos; sin embargo, la narrativa de la autora perfila con precisión la dinámica de la venganza de la familia Trump.

El libro es, al mismo tiempo, una denuncia y una advertencia: si Trump gana las elecciones en el 2024, su gestión será un largo ajuste de cuentas, al margen de los intereses del país.

Al terminar de leer, no pude evitar preguntarme: ¿debemos creer las historias de una de las tejedoras de las mentiras más visibles del trumpismo? En otros términos, ¿es prudente confiar en las palabras de los colaboradores arrepentidos de un mal gobierno? No justifico la demonización de los opositores pero, una vez que se ha cruzado el Rubicón, es difícil desandar el camino.

Las palabras de Grisham no son inocentes ni el libro es el largo mea culpa que la autora quiere que creamos. Pero sí es una advertencia sobre los riesgos de entregar las riendas del gobierno a políticos no profesionales o personas que no cuentan con el mínimo de decencia moral para confiar en ellas.

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