Covid, los cambios que ya vemos y vendrán

QUEBRADERO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Está a la vista lo que han cambiado nuestras vidas con la pandemia. Quizá no tenemos claridad respecto a lo que era y es ahora, los efectos no han terminado, porque el virus puede de nuevo alterar nuestra precaria cotidianidad.

Nos hemos dado cuenta de que nuestras vidas son endebles, que en cualquier momento podemos morir y que los contagios siguen entre nosotros, como se manifestó con la tercera ola más las que puedan venir.

El riesgo no desaparece, a pesar de las vacunas, lo que es un hecho es que si no fuera por la ciencia estaríamos sin exagerar ante una hecatombe. El papel de los científicos, más allá de las insaciables farmacéuticas, es la razón por la cual la pandemia se ha atemperado.

En el país hemos visto el gran avance de la investigación sobre el virus, a pesar de las muchas limitantes con que están trabajando los científicos y más en tiempos en que parece existir una cruzada en contra de ellos si no forman parte del selecto grupo que encabeza el Conacyt.

Sigue siendo un enigma la muy anunciada y prometida vacuna Patria que aseguró el Conacyt se tendría por estas fechas, así como también qué tan efectivos han sido los muy prometidos respiradores.

En los primeros balances hay muchos temas que tendrán que ser evaluados con severidad, empezando por la estrategia que ha seguido el gobierno, la cual ha sido contradictoria y en ocasiones ha confundido a los ciudadanos.

Un hecho que no se debe soslayar es la cuestionable insistencia del Presidente en no usar el cubrebocas, siendo que los expertos de todo el mundo lo han colocado en sus estrategias para evitar contagios y para dar una relativa seguridad, sobre todo, por lo que significa que una figura como él lo hiciera tomando en cuenta cómo podría permear entre la población.

Está también la política de vacunación, la gran cantidad de personas fallecidas y de contagios que pudieron evitarse, entre otras cosas, si se hubieran hecho más pruebas; la prevención hubiera permitido tomar otro tipo de decisiones a muchas familias.

Hemos sido a lo largo de la pandemia una de las naciones con más casos de Covid, de personas fallecidas y de naciones en que el proceso de vacunación ha sido lento, independientemente de la densidad de la población.

Según el Instituto Belisario Domínguez del Senado, el país se encuentra dentro de las 10 naciones con más fallecimientos por Covid en el mundo en que niñas y niños han sido los más afectados, en cuanto a pérdida de padres y abuelos. Las cifras de la semana pasada son, desde donde se vea, dolorosas y profundamente tristes.

México se encuentra en tercer lugar con la mayor pérdida de padres, abuelos y cuidadores primarios o secundarios. Las estadísticas nos ubican con 244,500 personas, sólo por debajo de la India y Brasil y por encima de EU, Perú, Rusia, Colombia, Indonesia, Reino Unido e Italia.

Hay secuelas que no se alcanzan a apreciar de manera tangible. Sin embargo, de alguna u otra manera se van manifestando. Tanto tiempo encerrados seguramente ha provocado cambios en nuestra visión de las cosas y quizá también en nuestras actitudes.

Las relaciones sociales han adquirido nuevas formas, las cuales pasan por nuestras amistades y entorno directo. Habrá que reflexionar sobre la violencia que se ha dado en muchos lugares, desde las broncas en las playas, en las calles y hasta lo que ha pasado en los estadios.

Hay que pensar en lo que hemos vivido, hay que pensar cómo estamos actuando, hay que pensar en las consecuencias y secuelas, tangibles e intangibles, en los tiempos que vivimos bajo la pandemia.

RESQUICIOS

Pues por fin supimos dónde está Emilio Lozoya, cenando en un restaurante en Las Lomas. El caso ha sido tan desaseado que todo lo que lo rodea está en rumbo de caerse. Lozoya ofrece información para sobrevivir mientras una Fiscalía, no tan autónoma, se hace bolas y queda en evidencia tenga la libertad o no el soplón para hacer de su vida lo que quiera.

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