Nueva política: la verdadera opción desafiante

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Con anterioridad hemos analizado que la narrativa de detener a Morena después de las elecciones 2021 ya no será eficiente; dicha elección se trató de salvar a la democracia, de cualquier forma, ejerciendo un voto útil que permitiera contener la tentación autoritaria. Se puede decir que el elemento central se culminó en tiempo y forma. Sin embargo, en poco tiempo, pudimos observar que los partidos tradicionales no tuvieron una reflexión cuando más se les requirió y no la tendrán en adelante. Como sociedad, no podemos pedir, peras al olmo.

Lo que vimos en 2021, es quizá la última de las elecciones con los resabios del México del siglo pasado, una generación de políticos profesionales que logró un cambio de reglas, y cumplió un ciclo con la democratización del país. Cuando me refiero a generación no me refiero a edades, sino a la temporalidad en el ejercicio de sus encargos. Creo que su última aportación ha sido el aglutinarse para resguardar la democracia electoral y cerrar el paso a una posible ampliación de mandato; pero hasta ahí.

Es claro que las élites tradicionales ya no alcanzan a trazar un país distinto, ni a entablar un debate sustantivo sobre el futuro sustentable, tampoco a entender la nueva era digital, ni la nueva comunicación horizontal con el ciudadano o el cambio de valores y de estructura social, y mucho menos la aportación de las mujeres a la disrupción política.

La opción desafiante al gobierno actual para los próximos años será la que identifique estados, distritos y ciudades donde existen condiciones socioeconómicas para su éxito y aproveche las oportunidades institucionales y políticas existentes estableciendo temas de la Nueva Política, como el desafío a las viejas élites del “establishment” que representan la vuelta al pasado y el desarrollo de políticas innovadoras que esas anquilosadas estructuras no alcanzan a desarrollar, como son, sustentabilidad, nuevas movilidades, democracia y vida digital, pacificaciones, cambio en el sistema económico, nuevas oportunidades de empleo, emprendedurismo, internacionalismo, etc.

La Nueva Política no se relaciona con los viejos empresarios o las cúpulas partidistas que llevaron al país hacia el populismo en una especie de escape social ante el agotado modelo que proponen. Está sustentada en la clase media, en el nuevo emprendedurismo y en el recambio de las élites. En este sentido, es clave la identificación del contexto socioeconómico.

Para desarrollar potentemente la oportunidad política se requiere una disección estratégica, identificando lugares donde existe la transformación socioeconómica del PIB per cápita, así como los cambios demográficos en términos de urbanización y uso digital, entre otros elementos. En términos de condiciones políticas, será importante identificar la fortaleza de las organizaciones de la sociedad civil, así como la penetración de las nuevas agendas. En fin, se requiere mucho trabajo al respecto, entender que, si bien los políticos tradicionales que van de salida, contribuyeron al periodo democratizador, el reto esencial de la Nueva Política será, en definitiva, contribuir a la calidad de la democracia.

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