En el sexto día consecutivo de ataques a la UNAM —hoy cumple una semana dedicado a ello—, y después de acusar al exrector José Narro Robles, de ser “el jefe dominante” en esa institución, el Presidente Andrés Manuel López Obrador propuso de plano que los que están molestos por sus críticas, en vez del paro de labores al que convocan a través de redes sociales, mejor organicen una marcha, “aunque sea en contra de nosotros”.
Apenas ayer, en este mismo espacio, apuntamos que lo que ocurre hoy con esa embestida presidencial del Ejecutivo Federal a la máxima casa de estudios del país, recuerda la que en 1968 emprendió el entonces mandatario Gustavo Díaz Ordaz contra ella, y el rector, Javier Barros Sierra, que generó el movimiento estudiantil ese año que, como hoy, comenzó en defensa de la agredida institución cuando alumnos y maestros tomaron la calle, a lo que se les exhortó ayer.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
A unos días de viajar a Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU, en respuesta a un informe del Departamento de Energía de Estados Unidos contra las graves consecuencias que originará la Reforma Eléctrica que envió al Congreso, el Presidente López Obrador dijo que el gobierno de ese país “no tiene información de lo que se está haciendo en México”.
Dijo en su mañanera que es falso que las emisiones de carbono vayan a dispararse un 65 por ciento, a la par que los costos de electricidad, además de que también originará “apagones” si la generación de energía queda en manos de la CFE, lo que, comentó, “no suena lógico, suena metálico”, y que no hay ninguna preocupación, “salvo la del dueño de los Oxxo, José Antonio Fernández, y de los que antes mandaban y gobernaban de manera facciosa”.
Habrá que esperar si esa reforma, que la oposición legislativa tacha de contrarreforma, es aprobada en la Cámara de Diputados sin cambios que afecten el control absoluto que tendrá la CFE, como espera el Presidente, para lo que tanto dentro y fuera del recinto de San Lázaro se presiona a panistas y priistas con veladas y directas advertencias, de que se tienen “expedientes” en su contra que podrían ser judicializados.
Eso, que es hoy un secreto a voces, es lo que, a algunos diputados, más del tricolor que del blanquiazul, que ocuparon cargos públicos, los tiene indecisos y no se atreven ni a insinuar el sentido de su voto o insisten, como los del PRI, que “hay que escuchar todas las voces”, cuando sólo una, es la que más temen.
Oscar Cadena, ícono de TV con su Cámara Infraganti, falleció ayer en Cancún, en donde residía hace años.