Papitas sí, medicinas no

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales&nbsp;<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Carlos Urdiales *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Cuando se dinamitó el esquema de compra y distribución de medicamentos en el sector Salud, se argumentó colusión y corrupción. Tres años después no hay un expediente judicial relacionado con tan sonora denuncia.

Las compras consolidadas pasaron del sector Salud a la Secretaría de Hacienda y se anunció el concurso de la Oficina de Naciones Unidas para Proyectos (UNOPS), lo mismo para comprar medicinas en cualquier latitud que para vender el avión presidencial que continuamos pagando y manteniendo.

Seis mil millones de dólares después, las recetas que nos urgen no se surten aquí ni en ciudad ONU en Copenhague, Dinamarca. Y es que UNOPS implementa proyectos humanitarios, de desarrollo y de consolidación de la paz para sus asociados en más de 80 países.

Proyectos que van desde la gestión para la construcción de escuelas en Afganistán hasta la instalación de refugios en Haití o la adquisición de ambulancias para apoyar la respuesta al ébola en Liberia. No para vender aviones o comprar medicinas para una nación con industria farmacéutica robusta y globalizada como la de México.

Tras meses de protestas, el Presidente López Obrador aceptó que el desabasto no es mito neoliberal ni golpismo de papás de niños enfermos de cáncer sino atingente demanda social. Ya no quiere pretextos ni excusas, “si se pueden repartir papitas y refrescos, cómo no podremos llevar medicinas a las poblaciones más remotas”, se cuestionó.

¿Y Birmex, el centro nacional para la distribución de fármacos y drogas que encabeza Pedro Zenteno? ¿Es lo mismo llevar papitas que medicinas?

No. Porque de medicamentos hay más de mil 200 claves o tipos. El portafolio de frituras será acaso de dos o tres decenas; si a una tiendita no llegan las papas “chipotle” pues se come unas “infierno” y no pasa nada. Si no hay coca “light” se toma una “zero” y da igual.

En cambio, si le recetan un antibiótico no puede reemplazarlo con un antihistamínico. Si le prescriben medicina para bajar la presión arterial no podrá tomarse otro para regular la función renal. Si la variedad de papitas y chescos no llega completa nadie muere. Si de los mil 200 medicamentos no llegan 300 o 600 entonces lo que está en juego es la vida.

Ómicron, minúscula variante provoca mayúscula alerta. En el mundo, no en México. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la nueva variante sudafricana del coronavirus SARS-CoV-2 denominada Ómicron implica un riesgo muy alto. Las siete economías más desarrolladas del planeta (G-7) convocaron a una reunión urgente de sus ministros de Salud, para analizar esta variante con más de 30 mutaciones.

Once países europeos ya reportan casos Ómicron, a pesar de haber prohibido durante el fin de semana vuelos provenientes del sur de África. Canadá reporta dos ocurrencias. Estados Unidos insiste en la vacunación y en los refuerzos, Joe Biden pide atención, no pánico. Los mercados occidentales están nerviosos ante la posibilidad de nuevos confinamientos y parálisis económica.

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