Si en tiempos de pandemia ha salido de la Ciudad de México vía aérea, sabrá que es obligatorio responder un cuestionario sobre su salud y sobre si hubiera estado en contacto con alguna persona con Covid.
El cuestionario es un enigma. Se responde vía celular o en papel. Cuando se llega a la entrada de las salas para abordar se lo piden sólo para saber si se llenó y si lo trae. No hay una lectura del mismo, más bien todo termina por ser un trámite inútil.
El cuestionario es respondido depositando toda la confianza en quien lo llena, pero, como fuere, nadie lo lee y queda la impresión de que se puede llenar o no y no pasa absolutamente nada.
Cuando se regresa a la capital no hay cuestionario ni la más mínima atención al tema de la pandemia, de no ser la exigencia en los vuelos de no quitarse el cubrebocas; en experiencia personal no hemos tenido un solo incidente. Se cumple de manera escrupulosa la exigencia bajo una dualidad que va del cumplimiento como requisito, hasta la toma de conciencia de la importancia que tiene el cubrebocas.
Le cuento todo esto porque el afamado e intocable vocero ayer aseguró que el cuestionario no sirve de nada y que la SCT lo instrumentó de manera particular sin consultar a las autoridades de salud. Dicho de otra manera, lo hicieron por sus pistolas y no consultaron con nadie.
El afamado vocero también aseguró que en menos de un mes lo van a quitar porque, reiteró, no sirve de nada. Muchas preguntas surgen de todo esto. No entendemos bien a bien por qué hay que esperar un mes si no sirve de nada, bajo esta perspectiva no pareciera tener sentido alguno tener que esperar un mes cuando se puede hacer mañana mismo.
Tan sencillo como reorganizarse sin dejar de pensar en qué tipo de medidas habría que mantener y crear. El gobierno ha sido particularmente laxo en lo que corresponde a la entrada y salida de personas al país, ya sea que sean extranjeros o mexicanos.
Lo que llama la atención es cómo es posible que al interior del gobierno se tomen decisiones sin que la cabeza del sector no esté enterado y si lo estuviera no hiciera nada. Todo pareciera indicar que el tema pudo exponerse a través de una pregunta que bien pudo haber sido sembrada, lo que al final es como hacerle un guiño al vocero, quien no anda en sus mejores días.
El lance se vuelve dedicado porque de nuevo queda en evidencia la falta de coordinación entre algunas áreas de gobierno, y más ante un asunto que ha cambiado nuestras vidas.
El hecho, al mismo tiempo, provoca una gran incertidumbre en función del desarrollo de cómo se está llevando a cabo la estrategia.
No sirve de nada el cuestionario, pero resulta que no dejan pasar a quien no lo haya llenado. Quien acaba quedando en evidencia es el propio gobierno que no pareciera ser capaz de tener una estrategia cohesionada en la cual participen todas sus áreas; al final pareciera que lo que hizo el afamado vocero fue darle un zape a la desfigurada SCT.
A las declaraciones, a menudo confusas del sector salud, se está sumando una crítica dentro del gobierno al gobierno? (definir) de lo que se viene haciendo hace más de un año.
Ante la inminencia de la cuarta ola y lo que puede producir la variante Ómicron, la cual los especialistas la consideran de fácil contagio, pero de menor riesgo que la Delta, declaraciones como la de ayer generan dudas y también termina por ser factor de confusión que cuestionan la credibilidad de las autoridades.
Para reflexionar. Por qué pasó tanto tiempo para que nos dijeran que el cuestionario no servía de nada y, por qué no quitarlo mañana mismo.
RESQUICIOS
De Controversias Constitucionales. El INE señaló que al no entregar recursos la Cámara de Diputados interfiere en obligaciones constitucionales del instituto. Olga Sánchez Cordero, ministra en retiro y presidenta de la Mesa Directiva del Senado, aseguró que es improcedente para el Senado la presentación de una Controversia Constitucional contra el acuerdo del Presidente.