Al final de este breve recuento de hechos, el evento relevante es que Hugo López-Gatell no tiene estrategia alguna para enfrentar la cuarta ola de Covid-19, en su variante Ómicron, pues al protestar por la presunta violación a la secrecía de sus palabras ante la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, el subsecretario de Salud montó en tremendo berrinche que sólo dibujó (otra vez) la política sanitaria del Gobierno federal.
Este recuento empieza cuando el pasado lunes, López-Gatell se aventó media hora de gráficas y gráficos power point explicando que la administración de Andrés Manuel López Obrador contuvo exitosamente la pandemia, que en todo caso los casi 300 mil muertos —números oficiales— fueron resultado de un evento múltiple internacional, del desastrado sistema de salud público heredado de gobiernos pasados (¿el de Felipe Calderón?), así como de las comorbilidades (seguramente por comer gansitos, sabritas, beber refrescos e ingerir otros chuchulucos), eran las causas que llevaron a México hacia la fatal situación en las primeras tres oleadas Covid. Aplausos —y casi lágrimas— de la bancada morenistas representada por el michoacano Leonel Godoy.
Pero en las respuestas legislativas en la escala de menor a mayor representación, el diputado perredista Luis Espinoza Cházaro expuso un severo, pero muy documentado análisis del fracaso oficial ante la pandemia que México, por ejemplo, registró una tasa de mortalidad por cada infectado casi 11 veces mayor que lo reportado en Estados Unidos. La manera en que el gobierno mexicano ninguneó los alcances de la pandemia y minimizó la necesidad de usar cubrebocas y hacer pruebas, elevó a casi 600 mil muertos por Covid-19.
Y mientras Gatell recibía el primer fuego granado, se fijó que la también perredista Elizabeth Pérez tenía su celular en mano y, aterrorizado, supuso que lo estaban grabando.
Flashback: López-Gatell llevó su propio equipo de grabación audivisual a la reunión de la Jucopo de diputados. Esa sesión, con un acuerdo de “secrecía” resulta aberrante ante el carácter de representación popular de los diputados y de la relevancia humanitaria que representa la pandemia. Sólo se pudo realizó por la mayoría de diputados pastoreada por Ignacio Mier.
Regreso: Gatell manotea e increpa sudoroso a Elizabeth Pérez por supuestamente grabarlo (a él lo grababa su equipo), llama “compañera” a punta de sombrerazos… y ahí salta Salomón Chertorivski que sale a defender la investidura del Congreso: ni “compañera” ni voces altas, Gatell debe responder ante una soberanía popular. Pero Godoy, en plena usanza de su reverencia gubernamental, acomete contra Chertorivski y Pérez.
En medio del aquelarre, Gerardo Fernández Noroña llama a cerrar la sesión. Se cancela. Punto. A salvo la honra oficial frente al Covid-19.
Lo malo: casi 600 mil muertos y ninguna estrategia ante la cuarta ola.
Oficial: pierde Zaga. Lo dije y lo reitero, la fama de los hermanos Zaga Tawil está a pique. Ahora también la de su equipo de abogados y publirrelacionistas que esta semana perdieron de nueva cuenta un intento más por desafiar a la justicia mexicana. La resolución del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México decidió suspender en su totalidad y dejar sin efectos las medidas cautelares que habían interpuesto en contra de los hermanos El-Mann, que utilizaron como un elemento distractor para tratar de ocultar sus actos de delincuencia organizada. Pablo Gómez, como nuevo titular de la UIF, está decidido a colaborar con la FGR de Alejandro Gertz para que los Zaga no utilicen el criterio de oportunidad, pero sobre todo para que sean aprehendidos por las autoridades. Ni lo dude: el anuncio que la Fibra UNO hizo ayer ante la Bolsa Mexicana de Valores, de que no hay elemento legal con que Zaga impugne a los El-Mann, apuntala una versión legal que deja a cada quién en su lugar.
Espacio Aéreo y Santa Fantasía. Los Servicios de Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano, a cargo del inefable Víctor Hernández, publicaron su programa de operaciones en la terminal aérea de Santa Lucía ante la OACI. No se confundan. No es ninguna certificación. Es sólo el registro de “esto es lo que hay y punto”. Veremos que opinan los clientes…, es decir, las aerolíneas.