El 26 de marzo de 2019, la periodista María de Lourdes Maldonado López acudió a la mañanera de Palacio Nacional, para pedirle protección al Presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que temía por su vida por un conflicto laboral: el domingo fue asesinada en su domicilio en Tijuana, a escasos siete días de que el fotoperiodista Margarito Martínez fuera también ejecutado en la población fronteriza.
Ella le expuso que ese conflicto por despido injustificado era con un “personaje fuerte de la política”, que resultó ser el entonces gobernador morenista de Baja California, Jaime Bonilla, quien de inmediato se deslindó de lo ocurrido, mientras que, en la conferencia de prensa matutina, en la sede del Gobierno de la República, el propio Ejecutivo federal pidió no adelantar ningún juicio y esperar el resultado de las investigaciones que se llevan a cabo.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
Mal comenzó el año para los periodistas de Tijuana, que apenas en el primer mes, dos de ellos han sido asesinados en medio de la violencia que, como en otros municipios, impera en la mayoría de entidades federativas, en que la política de “abrazos no balazos”, cobra vidas inocentes todos los días, sin que corporaciones policíacas estatales, municipales o federales, ni tampoco la Guardia Nacional, puedan hacerle frente.
En otros estados, como Guanajuato, Morelos, Veracruz o Zacatecas, las ejecuciones y masacres han obligado a sus habitantes en varias regiones a autoimponerse toques de queda y refugiarse en sus hogares en cuanto oscurece, ante el temor de ser víctimas de grupos criminales que han proliferado por toda la República, ante la ineficiencia, incapacidad o complicidad policíaca, lo que echa por tierra los costosos e inútiles “operativos” que se han emprendido.
Tal parece que, en el encuentro con la secretaria de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm, y el líder de la bancada de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila, bastaran mutuas y coincidentes expresiones sobre la Reforma Eléctrica, para que de inmediato le orquestaran una reunión de inconformidad de sus colegas para el viernes, por el caso Veracruz y el arresto de José Manuel del Río Virgen.
El pretexto, según los convocantes, la creación de una comisión, sin aprobación de la Jucopo, que investigue lo que ocurre en la entidad que gobierna Cuitláhuac García, por la persecución y encarcelamiento contra supuestos “adversarios” y “opositores”, inventándoles imaginarios delitos, como el caso de Del Río Virgen, y esparcir rumores de que Monreal será “desconocido” de sus actuales cargos.
A tres días del cateterismo cardíaco que le hicieron, AMLO salió ayer de Palacio Nacional enfundado en uniforme de beisbolista para “macanear”, como, bate al hombro, suele decir.
