El miedo de una jueza

RÍO BRAVO

Julio Vaqueiro&nbsp;<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Julio Vaqueiro *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Ultimamente, muchas de nuestras entrevistas son por Zoom. En otros tiempos tal vez hubiéramos ido hasta su despacho de la Suprema Corte en Washington D.C. La jueza Sonia Sotomayor tiene fama de ser muy social y disfruta de dar entrevistas.

Pero estamos en pandemia. Por suerte existe Zoom.

Sonia Sotomayor es la única magistrada latina en el máximo tribunal de los Estados Unidos. El expresidente Barack Obama la nombró en 2009 y es una de tres jueces progresistas que actualmente hay en la Corte. (En total hay nueve, por ahora la mayoría son conservadores). La posición es vitalicia y permite la posibilidad de moldear el destino del país para las próximas generaciones.

Pero no conforme con eso, la jueza Sotomayor me contó en esta entrevista para Noticias Telemundo, que, cuando ella asumió el cargo, pensó en lo que quería que fuera su legado, más allá de la Corte. Y concluyó que quería escribir cuentos para niños.

“Escribir libros infantiles puede ser más difícil que escribir opiniones legales en la Corte”, me dijo. “En estos cuentos hay que ser concisos y buscar la palabra exacta. La precisión y la brevedad son difíciles de lograr”.

Sólo Ayuda es el cuarto libro para niños que Sotomayor escribe. Comienza con una pregunta: ¿cómo vas ayudar hoy?

“Quiero que las nuevas generaciones nos ayuden a cambiar el mundo”, explicó.

En la entrevista hablamos de su libro y de otras cosas. Pero no es fácil. A una jueza de la Corte Suprema se antoja preguntarle sobre los casos que están frente al tribunal; los grandes debates existenciales que atraviesa este país. Ahí están el aborto, el derecho al voto, la lucha contra la pandemia (recientemente la Corte negó a Biden la posibilidad de hacer que la vacuna sea obligatoria para los trabajadores de grandes empresas), el control de armas, la inmigración, entre otros asuntos. Se antoja preguntarlo, pero no sirve de mucho. Si ella habla públicamente sobre una cuestión que en el futuro puede presentarse ante el tribunal, está obligada a retirarse de las deliberaciones. Así que todos esos temas son prohibidos.

Aunque siempre hay, desde luego, una forma de abordarlos sin comprometerla. Como dirían los clásicos: “todo se puede preguntar”. Qué se responde y qué no, queda en la cancha del entrevistado. La jueza Sotomayor, por ejemplo, prefirió no responder a mi pregunta sobre el tamaño de la Corte. Le expliqué que algunos demócratas creen que debe haber más jueces, como una forma de buscar mayor balance en el tribunal, que actualemnte tiene una mayoría conservadora. Ella quiso evitar el duelo de partidos.

Así se supone que debe ser. La Corte está por encima de la política pasajera que domina Washington. La Corte es legalidad, permanencia y continuidad.

Sí, me dijo, sin embargo, cuál es el problema que más le preocupa de Estados Unidos: el futuro de la democracia; la falta de confianza que actualmente hay en el gobierno y en las instituciones.

“Si los más jóvenes no se interesan en nuestro sistema democrático”, aseguró, “vamos a perder al país”.

NOTA: La entrevista se dio justo un día antes de que otro juez de la Corte, Stephen Breyer, anunciara su retiro. Tiene 83 años. Es una oportunidad para que el presidente Biden nombre a un nuevo miembro que tendrá la responsbailidad de escribir el destino de Estados Unidos desde una silla privilegiada. En campaña, Biden prometió que nominaría a una mujer afroamericana. La primera en la historia. Las expectativas son altas.

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