El viernes 11 de febrero hubo una reunión de los líderes del PRI, el PAN y el PRD en la que acordaron conformar una alianza electoral en 2024 para postular a un candidato único a la Presidencia. En otras circunstancias, esta noticia hubiera merecido la primera plana de todos los diarios, pero, por desgracia, la opinión pública anda distraída con menudencias. Si el acuerdo de postular un candidato de unidad ya es trascendental, me parece que hay otro dato no menos importante y que merece toda nuestra atención, en particular, de quienes nos dedicamos a examinar las cuestiones ideológicas de la política nacional.
La candidatura única del PRI, PAN y el PRD irá acompañada de una plataforma política común que denominaron, de manera general, tercera vía. Esta tercera vía no se definió más que de manera negativa como una opción diferente del populismo y del neoliberalismo.
Que la opción política de la futura alianza electoral vaya en contra del populismo no debe extrañar a nadie. Si esta alianza —que pretende, además, ser un frente amplio de partidos y organizaciones sociales— se hubiera definido a sí misma únicamente como un movimiento contrario al populismo, eso no hubiera extrañado a nadie. Lo que sí llama la atención es que la alianza no sólo se oponga frontalmente al irrebatible populismo del régimen actual, sino al pertinaz neoliberalismo de los gobiernos previos, no sólo de los que resultaron de la alternancia política a partir del año 2000, sino de todavía de más atrás.
La tercera vía anunciada por la futura alianza electoral significa un impactante ajuste de cuentas del PRI y del PAN con su pasado. Es más, podría decirse que conlleva un giro radical en su ideología política, que hasta hace poco estuvo determinada, en buena parte, por la doctrina neoliberal. ¿Qué dirán los defensores actuales del neoliberalismo? ¿Le darán la espalda a la alianza electoral?
En el caso del PRI no hay sorpresa. En diciembre de 2021, el partido había declarado que se asumía como un movimiento social democrático de centro-izquierda, alejado del populismo y del “neoliberalismo economicista creador de oligopolios y desigualdad social”. Tal parece, entonces, que dentro de la alianza del PRI, PAN y PRD, es el PRI quien está marcando la línea ideológica, aunque todavía sea una línea sumamente tenue que habrá que definir mejor. Para que la alianza electoral ofrezca una plataforma ideológica en forma, tendrá que aclarar con detalle y sustancia qué entiende por esta tercera vía.
Si va en serio lo de la tercera vía —si no es un grosero ardid electoral—, los dos candidatos más fuertes en 2024 —quienesquiera que sean— coincidirán en algo de enorme significación: su rechazo al proyecto neoliberal. La historia política de México ya no será la misma.