Durante tres semanas, cientos de camioneros pusieron en jaque al gobierno canadiense bloqueando las calles de Ottawa e incluso interrumpieron el paso en uno de los puentes internacionales por los que circula el 25% del comercio total con Estados Unidos, hasta que fueron desalojados después de haber desatado una crisis mediática y política que terminó incluso con el uso de poderes de emergencia.
El gobierno de Trudeau fue puesto a prueba por una manifestación que, contrario a las justificaciones o demandas que uno podría esperar por parte de un movimiento de trabajadores, está alimentado por teorías de la conspiración surgidas y amplificadas en las redes sociales y los medios extremistas de derecha de Estados Unidos. Por más distante que pudiera escucharse esta discusión, nos recuerda los peligros de las fake news: las noticias deliberadamente falsas que se crean y amplifican para impulsar una agenda populista.
El origen de las movilizaciones se encuentra en una disposición sanitaria para que los camioneros que cruzaran por la frontera tuvieran que estar vacunados contra el coronavirus. Esto implicó afectaciones sólo para una minoría, pues alrededor de 90% de los transportistas cumple con el requisito de tener su esquema de vacunación completo. El grupo restante de camioneros que no está vacunado se opone a ser inmunizado contra el virus, así como a otras medidas sanitarias necesarias para protegerse y proteger a otros, como el uso de cubrebocas. Pero esta posición no es una casualidad, pues es producto de que la mayoría de ellos consume información casi exclusivamente de redes y medios de comunicación de extrema derecha en los que abunda la información no verificada, como el portal Rebel News o grupos de Facebook como Freedom Convoy.
La caja de resonancia en la que estas comunidades digitales interactúan, producen y consumen contenido ofrece un espacio único para la radicalización de posturas ideológicas, como ya se vio alrededor de la toma del Capitolio que los fanáticos de Trump realizaron en 2021. Y precisamente por ello no es una casualidad que el movimiento antivacunas de los camioneros canadienses comenzara a sumar el apoyo y atención de otros grupos propensos a las teorías de la conspiración. El tema rápidamente escaló en importancia en medios como Fox News, que en las últimas semanas le ha dedicado decenas de horas de cobertura, e incluso ha comenzado a replicarse en otros países.
En México, la discusión antivacunas se ha limitado a un grupo muy pequeño de personas susceptible a la desinformación, pero no ha adquirido las dimensiones políticas que en Estados Unidos u otras partes del mundo. Esto se debe a que las restricciones sanitarias se han convertido en uno de los estandartes políticos de los seguidores de Donald Trump, por lo que ahora representan divisiones en la sociedad que definen posturas políticas, lo que se conoce como clivajes. Pero así como en las sociedades estadounidense y canadiense un tema que no debería causar controversia, como protegerse contra un virus que ha infectado a más de 400 millones de personas, es el producto de disputas políticas alimentadas por fake news, así de susceptibles son las sociedades en las que la información verificada comienza a perder importancia. La señal de alerta está puesta.