Desde el centro de la república mexicana, difícilmente podemos observar la política regiomontana como la ven los locales, de entrada porque aunque acá ya estamos también bastante folklóricos, todavía hay códigos que impedirían —hasta ahora— que el gobierno de la Ciudad de México quedara en manos de algún personaje con las características de Jaime Rodríguez El Bronco, o con alguna personalidad influencer como la de Samuel García.
Por eso es importante acercarse a los cristales hechos en Nuevo León, para entender mejor la realidad regiomontana… Me explico:
“Si la paras, te libero güey”, le dijo Jamie Rodríguez, El Bronco, a un preso del penal de Apodaca en 2020, durante la inauguración de unas canchas de futbol, donde un mes después el gobernador cortó el listón de un área nueva de aquella prisión. La misma en la que esta semana él durmió.
Jamie Rodríguez Calderón quedó vinculado a proceso por presuntos delitos electorales cometidos durante su campaña a la presidencia de México, en el caso conocido como las “Broncofirmas”.
El actual gobernador neoleonés, Samuel García, siempre apegado a un estilo de influencer, esta semana no escatimó en la publicación de “historias” en su cuenta de Instagram, incluyendo las primeras planas de la noticia de la detención de El Bronco, con mensajes como “4 años y cuatro meses nos tardamos, pero al fin lo logramos” y el hashtag #NLincorruptible.
Y es que el enfrentamiento de García Sepúlveda con su antecesor, ya tiene varios capítulos. El primero en 2019, cuando siendo senador, acusó al Bronco penalmente por lavado de dinero, peculado, cohecho y uso ilícito de facultades por irregularidades en su campaña presidencial.
Lo señaló por un desvío, “bajita la mano” decía, de 80 millones de pesos del gobierno estatal para juntar aquellas famosas firmas. Aseguraba que Rodríguez Calderón tenía “los días contados” como gobernador, aunque se equivocó, porque aquel logró terminar cómodamente su mandato.
Ya como gobernador, Samuel García lanzó un programa denominado “Péinate Nuevo León”, para denunciar actos de corrupción por parte de la administración del estado, poniendo como ejemplo en alguno de sus discursos, las “rentas” millonarias que aseguró que Jaime Rodríguez Calderón cobraba a los casinos, para permitir fumar en zonas prohibidas.
En febrero pasado, Hernán Villarreal, secretario de movilidad y planeación urbana en la administración de García Sepúlveda, también acusó al Bronco de probables delitos en la adquisición de vagones alemanes, usados y remanufacturados, que no cumplían con los requerimientos para el Metro de Monterrey.
Esta semana Jaime Rodríguez Calderón fue detenido por elementos de la Fiscalía de Nuevo León y encarcelado. Samuel García fue el primero en salir a celebrarlo, seguramente también aprovechando la oportunidad de distraer la atención, de los duros señalamientos que él también enfrenta por el estado de las cosas en la entidad que gobierna, sobre todo en el tema del agua y el “tarifazo” del transporte público, que de último momento echó para atrás.
Platiqué con el periodista regiomontano Plácido Garza y me sorprendió la seguridad con la que sostiene que contra Jaime Rodríguez, El Bronco, aparecerán al menos 4 delitos más, independientemente del tema electoral.
Uno de ellos es la denuncia presentada ante la Fiscalía Anticorrupción, por la empresa Servicios de Transporte Tecno Ecológicos SA de CV, por la requisa del sistema de transporte Ecovía, ordenado por Rodríguez Calderón en 2016.
En Nuevo León, analistas aseguran que el pecado más letal del exgobernador tendría que ver con un fraude de alrededor de 7 mil millones de pesos, pero ése es un as que al parecer el actual gobernador Samuel García prefiere mantener bajo la manga.
“Hay mucha molestia por parte de la 4ta transformación, de los elementos que conforman el círculo político del Presidente, porque no fueron informados de parte de Samuel García (sobre la detención del Bronco)”, asegura el periodista regiomontano.
Y posiblemente eso es lo que quiso manifestar el presidente López Obrador el miércoles pasado en la mañanera, al decir que la detención del exgobernador de Nuevo León fue un asunto “no vinculado al Gobierno Federal”.
Pero esa mañana, el titular del Ejecutivo también dijo que “la ley no debe utilizarse para venganzas políticas personales, no se deben fabricar delitos, ni se debe favorecer la impunidad”…
Y pues inevitablemente uno piensa: ¿cómo habrá sonado esa declaración en la celda que ocupa Rosario Robles en Santa Martha Acatitla, o en la de la señora Alejandra Cuevas? Nada más es pregunta…