Viaje en el tiempo

DESDE LAS CLOACAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Querido lector, para entender esta columna tendría usted que imaginarse la música de volver al futuro o ponerla en su celular… la que usted quiera, la de la uno, la dos o la tres.

Ya que la escuchó y se ha puesto en modo Marty McFly, entonces vamos a viajar en el tiempo a 1988, específicamente al día 7 de julio, un día después del fraude electoral cometido al entonces candidato a la presidencia, Cuauhtémoc Cárdenas del Frente Democrático Nacional, hoy el PRD.

Metidos en el personaje, podremos ser testigos de aquellos famosos vicios y tradicionales bajezas de la polaca mexicana como el “ratón loco”, la “operación tamal” el “carrusel”, etcétera.

También veríamos otras piezas coleccionables como la promoción desde las altas esferas del poder. Funcionarios de altísimo nivel usando recursos públicos para promover una postura o la otra.

Esas bajezas que parecían taaan tradicionales y que pensamos erradicadas de la faz de nuestro sistema electoral.

Pero ¡tómala barbón! Para su sorpresa, no tendremos que viajar tan lejos, porque como diría Augusto Monterroso: “Cuando despertaron el dinosaurio seguía ahí”, y no tendremos que viajar en el tiempo.

Lo de ayer fue como dar un salto de más de 30 años y hasta nos lo contaron en tiempo real a través de las redes sociales.

No fueron pocos los videos en los que se apreciaron a extraños operadores espontáneos pasando lista de votantes, acarreando a sendos “ciudadanos demócratas” sedientos de ejercer su voto.

Poco después del mediodía, la Fiscalía Especializada en materia de Delitos Electorales ya contabilizaba 14 denuncias. Sí, 14 denuncias de delitos, no en una elección de gobernadores o legisladores federales o locales, no, 14 denuncias en el marco de un ejercicio cívico de “revocación de mandato” presidencial. Más lo que se acumule.

Y no sólo ayer, las más de 200 quejas ante el INE y las más de 20 medidas cautelares —varias de ellas contra el inquilino de Palacio Nacional— dan cuenta de un proceso tan cochino como el de 1988. Cómo diría mi abuela Dondinéa: “Está bien que se cuelguen… pero no se columpien”.

En el baúl. Fuentes confiables me cuentan que desde hace un par de meses en el antiguo Palacio de Cobián, se adaptaron oficinas para amigos y familiares, y hasta un hijo del secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Me dicen que ya operan en la dependencia y desde lo oscurito. ¿Acaso los tabasqueños llegaron para operar la revocación desde oficinas gubernamentales? De ser así, se confirma lo que ya le venía diciendo en esta columna, que están convertidos en todo eso que pensábamos que ya se había terminado en el 88.

Basta por hoy, pero el próximo lunes, ¡regresaréeeeeeeee!

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