En las reuniones cotidianas de operación en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México entre las autoridades aeronáuticas de la AFAC, a cargo de Carlos Rodríguez, los jefes de los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano y los representantes de las aerolíneas, es cada vez más grande la queja de éstas últimas: las crecientes demoras a las que son sometidas por las directivas de la Torre de Control, que van de 1 a 5 horas, degradando la calidad del servicio a clientes y elevando costos en tripulación, combustible y menor eficiencia de los aviones utilizados.
En tales reuniones, las aerolíneas adscritas a Canaero, que lidera Diana Olivares, coinciden que los rezagos son adjudicables a las caprichosas políticas que ejerce el Seneam, hoy dirigido por Víctor Hernández.
Si usted estuvo o está varado en algún aeropuerto al esperar un vuelo hacia o desde el AICM, no se debe a que “hay muchos vuelos por Semana Santa”, sino a políticas deliberadas. Numéricamente se demuestra hoy con que previo a la pandemia se realizaban casi 30% vuelos más por día del aeropuerto capitalino que actualmente, pero sin los abrumadores rezagos actuales.
Como aquí se informó, la decisión de Seneam de separar la distancia entre aeronaves en acercamiento al AICM a 7 millas (cuando se aplicaban distancias seguras de entre 3 y 4 millas) incrementó los retrasos de itinerario que tanto molestan y afectan a los pasajeros que salen y llegan al vetusto aeropuerto a cargo de Carlos Morán. Una decisión en buena medida para “crear una crisis de saturación” para declarar saturado el AICM a fin de forzar el traslado de 33% de sus vuelos a la terminal aérea de Santa Lucía.
Ocurrencias inflexibles. Bueno, la declaración de saturación del AICM ya fue emitida. Sin embargo, ni las aerolíneas parecen más convencidas en operar en las instalaciones a cargo de Isidro Pastor ni los viajeros más ansiosos de ir a Santa Fantasía.
Por ello, resulta casi inexplicable la última ocurrencia de Víctor Hernández y Areli Gallardo (jefa del Centro de Control México) y grosso modo se trata de una regla de horario inflexible para manejar la saturación máxima hoy permitida de 61 operaciones por hora: Seneam impuso a todas las aerolíneas un máximo de 31 despegues y 30 aterrizajes para que sumen 61, independientemente la hora del día que sea. Así, ese es el límite entre las 6 h y las 9 h, cuando las aerolíneas necesitan más slots de salidas —por ejemplo 45— y menos para llegadas —digamos 16— e inversamente entre 18 y 21 h cuando se requieren 40 slots de arribo y 21 de salida.
Por ello, se registra una impuntualidad mayúscula, ahora en 2022 que el AICM tiene menos vuelos que cuando parecía sofocado en 2018.
Sistemitas para el TSJCDMX. Es probable que en el Tribunal Superior de Justicia de la CDMX no detecten la correlación entre los problemas financieros por los que suele atravesar la institución —como la falta de pago a sus trabajadores y carencia de insumos— quizá se deba a los altos precios con que se contratan empresas de arrendamiento y servicios, así como a las compras con empresas fantasma. Vaya, un caso podría ejemplificar el contrato TSCDMX/DEGT/09/2022 por casi 23 millones de pesos para mantenimiento de equipos informáticos donde se guarda información indispensable y de misión crítica, mismo que se asignó a System Peer to Peer, con su domicilio oficial en una precaria placita comercial en la colonia Obrera, y que representa Alma Rosa Bernal, a quien los locatarios dicen no conocer. Parece improbable que una empresa de tan modestas dimensiones pueda prestar servicios tan delicados para el sistema de justicia capitalino…, a menos que sea un negocio a trasmano. En tanto, el director de Recursos Materiales, Tito Arístides, y su jefe, Sergio Fontes, disfrutan de un rancho con todo y caballos sin darse cuenta de que contratan empresas “patito” a precios notoriamente arriba del mercado, o firmando contratos de manera exprés. ¿Qué más habrá detrás de ello?