Xi se impone al mundo

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Xi Jinping, presidente de China, es criticado por ser un autócrata. Sabemos que la presidencia en ese país dista mucho de ser una democracia como la entendemos comúnmente, el mandatario chino es una autoridad incuestionada y el régimen que sostiene es duro con sus ciudadanos.

Una muestra es el control férreo que tiene sobre los medios de comunicación y las redes sociales. El Internet no es libre en China y un fuerte sistema de censura bloquea comentarios negativos y protestas. Sin embargo, todo tiene un límite.

Ante el temor a un brote de la variante Ómicron del coronavirus en Shanghái, una ciudad con más de 25 millones de habitantes y el centro neurálgico de la economía china, la política de “covid cero” de Xi se puso a prueba. Se decretó en la ciudad un confinamiento estricto que ya lleva tres semanas y que no tiene fecha de término. Inmediatamente inició el problema de los suministros y la escasez de alimentos. Aunado a esta controversial medida, se decretó que los casos positivos, incluidos niños, se aislarían forzosamente de sus familiares y serían llevados a instalaciones especiales que pronto se saturaron. Para ampliar espacios para los casos positivos el gobierno desalojó a familias enteras de edificios de departamentos, hechos que detonaron protestas y enfrentamientos con la policía. El material en redes con videos de la violencia desatada fue de tal magnitud, que ni la censura china pudo pararlos.

Y así, en un abrir y cerrar de ojos, el mundo pudo ser testigo de la vida detrás del muro mediático y de las sonrisas de Xi Jinping. La “apertura” de China se debió a sus intereses comerciales. Sus socios occidentales, cada vez con mayor dependencia a sus productos, han decidido extender la mano para tomar el dinero y mirar hacia otro lado en cuanto a la forma en la que se vive y comercia en el gigante asiático.

Es interesante comparar las grandes diferencias que se dan en el manejo de la pandemia en los países occidentales liberales y China. En países como Estados Unidos y en gran parte de Europa, la libertad de la gente, incluso para morir a causa de sus malas decisiones, ha sido un valor dado y un serio conflicto para los gobiernos a la hora de tratar de detener los contagios. Resistencia a las medidas de sana distancia, al uso de mascarillas, a la vacunación, etc. Se ha llegado a excesos individuales que han puesto en peligro el bien común, llegando a cuestionar hasta dónde el gobierno tiene el deber de respetar la libertad individual. Por el otro lado, China exhibe el poder de un gobierno total que no tiene a los derechos humanos en la mira y como límite de su acción.

Al final, poderoso caballero es don dinero. Ni antes ni ahora se alzarán voces preocupadas por las acciones de Xi Jinping.

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