Cada día nos faltan más niñas, mujeres adolescentes, jóvenes, adultas y de la tercera edad, cada día desaparecen siete de ellas por el simple hecho de ser mujeres.
Tan sólo en los primeros 15 días de abril, en una misma semana fueron encontradas cinco mujeres asesinadas en diferentes estados de la República, una de ellas menor de edad.
Del 1 de enero al 14 de abril de 2022, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas ha registrado 748 mujeres en dicha condición, lo que representa siete mujeres desaparecidas al día.
El 46% de las desapariciones se concentra en el centro del país (Estado de México, Ciudad de México y Morelos); el otro 25% está entre Jalisco, Nuevo León y Zacatecas.
Tal parece que las declaraciones de Alerta de Violencia de Género contra las mujeres (AVGM) en 20 de los 32 estados de la República es insuficiente, porque cada día que pasa los feminicidios, ataques, desapariciones y secuestros en contra de niñas y mujeres van en aumento.
La violencia contra nosotras las mujeres sólo terminará cuando haya una solución transversal en donde todas y todos, como Estado y sociedad, participemos. Está más que comprobado que no es suficiente sancionar y castigar las conductas machistas y misóginas para que los feminicidios se acaben.
La noticia de Debanhi y María Fernanda en Nuevo León; de la niña Victoria Guadalupe en Querétaro; Antonia en Ciudad de México; Clara Noemi en Veracruz; Guadalupe en Morelos; Nayeli en San Luis Potosí; la adolescente Frida Alondra en Oaxaca; y de Erika en Sonora, son el ejemplo de que nos están matando por ser mujeres.
De qué nos sirve que el Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública nos informe que en los primeros dos meses de este año llevaban contabilizados 155 feminicidios en el país, si desde la mañanera hay un desdén a las mujeres y a sus exigencias.
Es verdad que desde el Legislativo estamos trabajando por y para las mujeres. Hemos buscado coincidencias entre los grupos parlamentarios para castigar a través de leyes a los criminales y cerrarles cada día más el paso, pero por desgracia, la impunidad a la hora de hacer justicia hace de las suyas debido al pacto patriarcal.
Es verdad que los feminicidios son producto de la descomposición social que estamos viviendo, de la cual todas y todos somos responsables, y al mismo tiempo, partícipes de detenerla y de enmendar el camino.
Las desapariciones y feminicidios de mujeres y niñas es un problema estructural que debe observarse sin miopía, pues de continuar normalizando los asesinatos contra nosotras, nos seguirán haciendo falta mujeres y niñas.