Macron se juega la gobernabilidad

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

El presidente francés, Emmanuel Macron, ganó las elecciones presidenciales y se aseguró un nuevo mandato; sin embargo, las elecciones legislativas ponen en peligro su programa de gobierno. De no alcanzar la mayoría absoluta, tendría la necesidad inédita de negociar con otras fuerzas políticas para llevar a cabo sus propuestas para el siguiente quinquenio.

La democracia francesa es fuerte y suele decantarse por darle al presidente recién elegido el voto de confianza en las legislativas para que pueda gobernar, mas en esta ocasión este escenario parece complicado. El avance de la izquierda de Mélenchon, tercero en las presidenciales, promete darle dolores de cabeza al presidente y su partido. Las encuestas le dan suficientes victorias como para arrebatarle la mayoría absoluta y convertirse en la primera fuerza de la oposición.

Esta revancha política obligaría a Macron a tomar en serio las propuestas de la izquierda. Macron busca subir la edad de jubilación; Mélenchon busca una reforma fiscal que aumente los impuestos a las fortunas. Macron quiere ser el hombre fuerte de Europa y liderar la oposición a Putin; Mélenchon es un euroescéptico que busca la independencia económica de Francia y centrarse en fortalecer los salarios de los trabajadores franceses. Dos programas encontrados, dos líderes enfrentados.

Mélenchon depende de movilizar a los votantes que le dieron el tercer lugar en las presidenciales y transmitir ese entusiasmo para que apoyen a los candidatos de su coalición. Es una lucha contra la apatía y el abstencionismo. Macron parte de contar con su base y con los votantes que temen la creciente radicalización de Francia. Las dos fuerzas que se oponen al presidente representan la extrema derecha de Le Pen y una izquierda, si bien no radical, sí alejada del centro socialdemócrata. Las apuestas están en favor de Macron, pero las probabilidades indican que no obtendrá nuevamente la mayoría absoluta.

En un momento de inestabilidad económica, política y social, debida a la pandemia y a la guerra en Ucrania, la estabilidad de un gobierno es importante. Macron lo sabe y por eso apela al sentido común de los votantes para que le otorguen no sólo continuidad, sino gobernabilidad. Con esta idea en mente ha enfatizado en sus discursos la idea de que un presidente fuerte podrá proteger a su pueblo ante la crisis y la amenaza de Putin. No es novedad que Macron actúe con ínfulas de emperador más que de presidente; sin embargo, en momentos convulsos, puede que tenga razón.

Las legislativas suelen ser una evaluación del gobierno en turno. Aunque la aprobación de Macron ha bajado, los franceses no le darán la espalda en estos momentos. El riesgo de debilitarlo es mayor que el de darle cinco años más.

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