Feminicidas seriales

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

¿Están ocurriendo más feminicidios seriales en México o ha mejorado la capacidad de las autoridades para investigarlos? Es una pregunta obligada ante las noticias recientes de aprehensiones de sujetos acusados de matar, cada uno, a varias mujeres en Ecatepec (capturado en 2018), Toluca (2019), Mazatlán (2019), Atizapán (en 2020, otro en 2021), Tlalpan (en 2021), además del caso más reciente (detenido en Querétaro hace unos días).

También es fundamental mantener una perspectiva de género que no separe estos expedientes seriales del contexto patriarcal general. Son casos extremos, pero es la misma sociedad machista. Por ejemplo, llega a suceder con el abuso sexual y la violación que, cuando el agresor es la pareja de la madre, ésta llega a operar como encubridora, aunque sea ella misma víctima de violencia. En los casos de Ecatepec y del presunto feminicida capturado en Querétaro, también sus respectivas parejas colaboraron. Y, en estas como en otras carpetas, juegan un papel las condiciones económicas y la desinformación, porque los asesinos aprovechan la necesidad y la credulidad de sus víctimas.

No existe un perfil psicológico único de los asesinos en serie, aunque sí suelen ser clasificados como psicópatas. De acuerdo con un famoso coloquio del FBI en San Antonio, Texas, en 2005, este tipo de criminales comparte un puñado de rasgos comunes: carecen de sentimiento de culpa, son impulsivos y controladores, actúan como cazadores y parte de lo que buscan es experimentar sensaciones.

Por otra parte, la proximidad geográfica de Tlalpan, Atizapán, Toluca, Ecatepec y Cuautla invita a que analicemos el fenómeno de la imitación, una especie de “moda” macabra. Hay modelos imitados, de acuerdo con Ian Hacking, en las llamadas enfermedades mentales transitorias, es decir, en los trastornos psicológicos que se activan por el contexto, que se propagan y luego desaparecen. Obviamente, la mayoría de los padecimientos que analiza Hacking no son delitos. Ejemplos de enfermedades mentales transitorias que han surgido y desaparecido son la histeria, la neurastenia, el síndrome de personalidad múltiple y la anorexia. Lo que nos importa ahora es que, según este autor, surge un caso, se le describe y clasifica, luego otros sujetos conocen la descripción a través de los medios y la adoptan. Así, los hechos se circunscriben primero a un área geográfica, no brotan al azar en cualquier parte. La historia de la epidemia de tiroteos masivos, en Estados Unidos, es un ejemplo, con casos emblemáticos que han servido de inspiración a los siguientes.

En resumen, el hecho de que casos recientes de feminicidio serial ocurrieran en el Estado de México y luego hayan aparecido en regiones limítrofes podría ser explicado con la teoría de las enfermedades mentales transitorias. Y es una advertencia. Si no lográramos evitar por completo que el contagio de este tipo de crimen continúe hacia otras partes de México, al menos demos información a víctimas potenciales (en bares y sitios de búsqueda de empleo) y formemos investigadores especializados.

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