La violencia en el país

DESDE LAS CLOACAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La mató de tres tiros, el último en la cabeza. Con el tiro de gracia como firma personal contra la víctima que, ya herida, fue blanco de toda barbarie. No, no es una película, es el México real.

Según las primeras investigaciones del caso, sentada frente a su interlocutor, Yrma Lydya recibió dos balazos de su esposo, el abogado Jesús «N» y hubo un tercero directo a la cabeza… tal y como lo haría la mafia o un sicario de cualquier cártel del crimen organizado.

El contexto es importante, un hombre mata a una mujer en un restaurante de lujo, en una de las colonias de mayor plusvalía en la capital del país. ¿Por qué? Porque en México se puede, y dolorosamente ya se ve con normalidad, que un hombre violente a una mujer en cualquier espacio público y, ahora, que también la asesine.

¿Qué pasará con el feminicida? Un adulto mayor de 79 años quien, al parecer, es un abogado prominente que tiene poderosas relaciones aquí y allá ¿pisará la cárcel o se cobijará bajo el manto de la impunidad que impera en el país? Sobre todo cuando se trata de feminicidios.

Vale recordar que en nuestro país, el 94.8 por ciento de los delitos denunciados queda impune —de acuerdo a diversas organizaciones y datos oficiales— pero en el caso específico de los feminicidios, la situación es aún más perturbadora, según organizaciones como Impunidad Cero, el 50 por ciento de las carpetas de investigación queda en el olvido.

Escuché decir a un comentarista en televisión que el asesinato de Yrma fue «el feminicidio de la semana» me estremeció… y más cuando reflexioné un poco la frase. El de Yrma no fue el feminicidio de la semana, fue uno de los 11 casos que se registran a diario en el país, y todos encierran una tragedia.

Lo anterior sin contar la ejecución de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua, en el corazón de la tierra rarámuri. Con estos asesinatos, suman más de 100 defensoras y defensores de los derechos humanos durante el actual sexenio.

En los últimos días, en chats informativos en los que este duende husmea de vez en cuando, vi videos, fotografías y notas de auténticas carnicerías. Unos descuartizados, otros desollados, ejecuciones filmadas en vivo, etc…

La vorágine de violencia en el país no sólo no ha sido contenida, sino que parece haberse recrudecido y está tomando un segundo aire, hoy vivimos una espiral de barbarie similar o peor a la que tuvimos en el sexenio calderonista.

Nos prometieron terminar con las masacres, nos prometieron apaciguar al país, sólo nos prometieron…, pero parece que no hay estrategia, y si la hay, es más una jugada beisbolera en la que no caben los abrazos, sino los batazos, al menos no para delincuentes que pueden matar lo mismo en medio de un restaurante de lujo o en la Sierra Tarahumara.

Más de 120 mil asesinatos en lo que va del sexenio —el más violento desde que se tiene registro— y eso que aún faltan poco más de dos años. Esto, todavía está lejos de terminar.

¡Basta por hoy, pero el próximo lunes, regresareeeeeeeeé!

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