En lo que va del año han asesinado a 12 periodistas. De acuerdo con especialistas y organizaciones civiles este es el año más “sangriento” para quienes ejercen el periodismo.
En los siete meses del 2022, 12 periodistas muertos es una cifra que nos debería de alarmar, no sólo por ser una injusticia, sino porque el derecho a la información y a la libertad de expresión, hoy como nunca, están en riesgo.
El último homicidio fue el del periodista Antonio de la Cruz, en Ciudad Victoria, Tamaulipas, donde era reportero en el periódico Expreso.
No fue suficiente con quitarle la vida a Antonio, también agredieron a su esposa e hija, quien recientemente perdió la vida, al igual que el periodista.
Fueron acribillados cerca de su casa, a plena luz del día. Asesinado como a varios de sus colegas, de los cuales siguen pidiendo justicia.
Es lamentable y triste que México sea uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Los ataques contra la prensa es un ejemplo más de que la violencia está descontrolada. Para los periodistas no hay abrazos, hay balazos.
Al Gobierno federal no le gustan las críticas contra su estrategia de seguridad, su cerrazón ante la realidad acrecenta los homicidios en el país, se niegan a comprender que la estrategia de abrazos, no balazos, es comparsa de la impunidad.
No hay detenciones de los homicidas, de los autores intelectuales, sólo un pésame a la familia que no le alcanza para apaciguar el dolor.
No basta con las protestas de los periodistas en las denominadas mañaneras, porque la respuesta es siempre la misma, se está trabajando e investigando en aclarar las muertes, pero no así, en un programa para su seguridad y protección.
El mecanismo de protección para el gremio periodístico no es suficiente, pues, de acuerdo a la cifra de 12 asesinados en este año, podríamos decir que han matado a dos reporteros por mes.
¿Cuántos periodistas deben ser asesinados para poner un alto?, ¿Cuántos gremios en el país llorarán a sus muertos? Son los periodistas, los sacerdotes, las mujeres, los empresarios, los migrantes, los productores del campo, los comerciantes, somos todos.
Los periodistas también son seres humanos, también se les debería de cuidar, también para ellos debería de haber abrazos y no balazos, porque no se calla la verdad matando periodistas.