“Quiero ser narco”

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Hace un tiempo leí en el perfil de Twitter de Denise Ramos la siguiente anécdota: “Tengo un amigo actor. Él hacía un papel de malo en una serie de narcos. Un día se le acercó un niño y le dijo: “Cuando sea grande quiero ser como tú”. Él le preguntó: “¿Quieres ser actor?” El niño respondió: “No, quiero ser narco.” Mi amigo dejó de trabajar en esas series”.

La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), ha dicho que más de 35 mil niñas, niños y adolescentes forman parte de grupos delictivos organizados.

La cruda realidad del testimonio y las cifras de Redim nos muestran que nuestra infancia y adolescencia está en peligro. La forma en la que se presentan a miembros de la delincuencia y del crimen organizado en series de las diversas plataformas digitales los hacen ver como “héroes”, provocando que nuestras niñas, niños y adolescentes añoren desarrollarse en ese mundo, sobre todo, aquellos que viven en pobreza.

La organización civil Reinserta realizó una investigación en donde recoge las vidas de 89 adolescentes y adultos en prisión, de los cuales 67 se integraron durante su infancia a las filas del narcotráfico, entre ellas, la de Susana, que empezó a vender drogas a los 12 años para ayudar a su madre, que con dos trabajos no era capaz de dar de comer a sus hijas y acabó trabajando como dealer para un cártel local, por el que más tarde fue asesinada, tal como lo publicó el periódico El País.

Antes, nuestra infancia y adolescencia jugaban y soñaban a ser doctores, maestros, veterinarios, bomberos, y eso no quiere decir que ahora, en la actualidad, no lo hagan, sin embargo, la llamada “cultura” del narcotráfico ha permeado, y no sólo eso, es vanagloriada.

Las series dedicadas al narcotráfico no dejan nada positivo a nuestros niños, niñas y adolescentes, idealizar con ser uno de los líderes de cualquier grupo delictivo no debería ser el sueño de ningún menor o adolescente.

La investigación de Reinserta hace que reflexionemos en la vida que llevan nuestra niñez y adolescencia cuando son cooptados por grupos delincuenciales, historias que no son de ficción, sino reales y que día con día se repiten. Es más, mientras usted lee estás líneas una de nuestras niñas, niños o adolescentes ha sido cooptado o asesinado por ser parte de estos grupos.

Redim ha resaltado que para los menores de edad la pena máxima que puede dictar un juez en México es de cinco años, por eso los cárteles los utilizan como carne de cañón, pues se aprovechan de que la condena será corta.

Urge fortalecer las agendas de prevención para la niñez y adolescencia, así como, combatir la impunidad para que el crimen no siga avanzando en todos los territorios de nuestro país.

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