Cuánta razón tiene Ricardo Monreal, líder de la bancada de Morena, en advertir que las encuesta para seleccionar al candidato presidencial de su partido, provocarían divisiones y enfrentamientos entre sus militantes, como ya ocurre en el estado de México y también entre quienes apoyan a los aspirantes a suceder a Andrés Manuel López Obrador, como los simpatizantes del canciller Marcelo Ebrard que, encabezados por la senadora Martha Lucía Micher, exigen piso parejo y reglas claras y acusan a las otras “corcholatas” por el uso de recursos humanos y materiales para promoverse, lo que califican de ilegal.
La referencia es clara al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández y a la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, motejadas, igual que Ebrard, por el propio Presidente como “corcholatas”, calificativo que por considerarlo denigrante, el legislador zacatecano, que también aspira a la postulación aunque rara vez mencionado por López Obrador, rechaza ser, en lo que apunta como choque frontal en el anticipado proceso de sucesión.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
Otra batalla que enfrentará el partido que gobierna, comenzará mañana martes en la Cámara de Diputados en el arranque del parlamento abierto de un monólogo morenista en el que se presentarán opiniones sobre una iniciativa de reforma electoral del Ejecutivo Federal que se pretende discutir en el próximo periodo de sesiones.
Y discutir es un deseo presidencial e intención legislativa de Morena porque las bancadas de oposición anunciaron que no participarán en ese evento en San Lázaro, igual que anunciaron una “moratoria constitucional” en la Cámara de Diputados para no aprobar ninguna de las reformas que requerirán cambios a la Carta Magna, como son la electoral y la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.
En el proyecto de nación que como aspirante a la candidatura presidencial por Morena presentará en su momento Ricardo Monreal, plantea la urgencia de articular programas de rescate y reconstrucción que hagan posible el crecimiento económico, justo y equitativo, que en gran parte se perdió por la pandemia, así como incrementar sustancialmente la inversión en el campo.
Porfirio Muñoz Ledo creó una nueva fundación que lleva su nombre para promover una nueva Constitución que contribuya a la reconstrucción del país e impulse el consenso que haga frente a la polarización ante el momento crítico que vive la nación, emanada de un verdadero consenso nacional que sea norma obligatoria para todos los mexicanos.
Incumplir lo pactado en el T-MEC no tiene qué ver con soberanía, independencia y patriotismo, como arguye AMLO ante los reclamos de EU y Canadá, países firmantes de ese acuerdo, cuyas demandas de parte de empresas afectadas podrían llegar hasta 30 millones de dólares.